habladurías

Fernando Taboada

Los camareros mejor formados

ES alarmante la situación de las universidades españolas. Se han hecho grandes esfuerzos económicos inaugurando un campus tras otro en provincias casi despobladas. Se han abierto facultades de Ciencias en páramos donde no hace mucho ni llegaba el agua corriente. Ya es posible cursar estudios empresariales lo menos en cincuenta escuelas más o menos aldeanas que se reparten por todo el territorio nacional. Y por si fuera poco, existe tal cantidad de universidades en las que se puede estudiar esa carrera que prácticamente cabemos a una Facultad de Filosofía por cada alumno matriculado. Sin embargo, con todo lo que se ha invertido en el fomento de los estudios superiores, nuestros licenciados siguen sin cubrir al cien por cien la demanda que hay de camareros y de repartidores de comida a domicilio.

Porque no hay que olvidar que actualmente una de las salidas más seguras para aquel que haya acabado su carrera universitaria la brinda la hostelería. Gracias al perfecto acoplamiento que existe entre la Educación y el mundo empresarial, en nuestro país (mayoritariamente volcado hacia el sector de los servicios) cada vez son más los aparejadores y las enfermeras que encuentran en los bares un empleo adecuado a su perfil. Y es muy bueno que así sea, al menos de cara a los turistas, que se quedarán admirados ante la elevada formación académica del personal que les trae la ensaladilla a la terraza. Pero todavía queda mucho por hacer. Siendo cada vez más numerosos los camareros que, después de pasar por una Facultad de Letras, dominan varios idiomas, hay que reconocer que en algunos bares las cervezas las siguen sirviendo empleados que se dan bastante maña acarreando una bandeja, pero que no valdrían para aprobar unas oposiciones al Cuerpo de Profesores de Enseñanza Secundaria.

Bien es verdad que, por culpa de la crisis, también se está dando cierta fuga de cerebros y que no son pocos los titulados universitarios de aquí que se marchan a probar suerte en Alemania o en Inglaterra, donde también abundan las cervecerías.

Y es por eso por lo que hay que proteger nuestro sistema educativo. Si los recortes presupuestarios llegaran al ámbito de la universidad, ¿dónde se iban a formar los subalternos de este país? Porque alguien con buena formación humanística tendrá que ser quien conduzca el coche oficial de un ministro, máxime si ese ministro no tiene el bachillerato ni sabe inglés. Y los canapés de los congresos que organice el duque de Palma, tendrá que servirlos alguien, ¿verdad?

A ver, si no, a qué se van a dedicar en un futuro los licenciados en Periodismo. O le ponemos arreglo a esto o me los veo compitiendo por quitarles el puesto a esos comentaristas de chismes que vociferan en los programas más vistos de la tele. Sería una injusticia, sobre todo si consideramos que, mientras los periodistas tienen una preparación, la mayoría de esos contertulios, que apenas saben leer, lo iban a tener crudo para encontrar un trabajo. Al menos un trabajo de camarero.

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