Al punto

juan / ojeda

El candidato sereno

LA decisión de convocar un congreso extraordinario, para primeros de marzo, para que el PP andaluz elija a su nuevo presidente, o presidenta - no vaya a ser… - ha causado sorpresa fuera, dentro, y a los lados del Partido Popular. Nunca había ocurrido algo así, ni nadie pensaba que fuera a ocurrir. Pero ahí está. Y ahora, las interpretaciones son múltiples, algunas acertadas, otras absolutamente equivocadas y la mayoría mediopensionistas. Este es un tema cuya solución lleva demorándose demasiados meses y, sobre todo, demasiada gente metiendo baza.

Bueno, todo esto ha pasado, y no es lo mejor que podría haberle pasado al PP andaluz, pero ahora el proceso está en su tramo final. Dentro de un par de días termina el plazo para que los interesados puedan presentar candidaturas para el próximo congreso, y sólo necesitan el aval de noventa militantes. Esto abre un infinito abanico de posibilidades, entre las que no se puede descartar alguna que otra excentricidad. Pero eso es el riesgo de una convocatoria absolutamente abierta.

A pesar de interpretaciones simplistas, muchas de ellas un tanto escandalizadas, no todo son inconvenientes en esta forma de resolver, o intentar resolver, el proceso sucesorio. Porque, a priori, se elimina la acusación del dedazo para poner al nuevo presidente, ya que cuando se abren las puertas de esta manera no es tan fácil controlar lo que pueda ocurrir a la entrada. Si el experimento, porque lo es, sale bien, podría convertirse en un precedente importante, por democratizador, aunque no se haya pensado con esa intención. Pero de la necesidad, se hace virtud.

Otro de los aspectos que está dando mucho que hablar es el papel de José Luis Sanz, candidato in pectore, a ratos sí y a ratos no. En este caso, como hago siempre que escribo sobre Javier Arenas, también tengo que advertir sobre mi falta de objetividad. Pues bien, reconocida mi subjetividad, y aceptando que se le ha hecho un flaco favor a José Luis, hay que resaltar que ha sabido estar a la altura de las circunstancias, porque no se ha descompuesto en ningún momento, no ha tenido una sola salida de tono y ha toreado el asunto con elegancia y buen talante. Y esa especie de carácter retraído, que algunos le achacan como hándicap de imagen, lo ha capitalizado como serenidad, que no es una cualidad despreciable. En los tiempos que corren y en los que se avecinan, viene bien un candidato sereno.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios