Fernando Taboada

Una catástrofe mayor

HABLADURÍAS

02 de enero 2009 - 01:00

IMPRESIONANTES las imágenes del avión siniestrado. Primero la explosión que lo hacía saltar por los aires en mil pedazos. Luego las llamaradas. Como no se trataba del último estreno en los cines, sino de un telediario, y además era la noticia de apertura, lo lógico era ponerse en lo peor y pensar en una nueva masacre terrorista. Pero no. Una vez horrorizada la audiencia como es debido, y después de unos instantes de suspense, el presentador (o como lo bautizó alguien, "el abominable hombre de las nueve") aclaró que lo que acábabamos de ver solo era un simulacro de lo que podría haber sucedido si llega a estallar el paquete bomba que llevaba un pasajero en los calzoncillos. Pues mira tú qué bien.

Ahora se estilan unos telediarios un poco raros. No contentos con detallar las noticias salvajes que la realidad se encarga de proporcionarnos todos los días, van y se dedican también a contar esas otras noticias salvajes que no pasaron pero que muy bien podían haber ocurrido. ¿Alguien da más? Teniendo en cuenta que las posibilidades son infinitas, a partir de ahora los redactores que no tengan a mano ninguna noticia suficientemente sensacionalista como para saciar las ganas de morbo, pueden tirar de imaginación y relatar, por ejemplo, qué pasaría si, aparte de la amenaza de la gripe, nos invadiera un ejército de hormigas gigantes, o cuál sería el futuro de nuestras finanzas si al frente de las cajas de ahorros se colocara a esos piratas somalíes que tan célebres se han hecho últimamente. ¿Y por qué no emitir un reportaje sobre qué es lo que quedaría de la Alhambra si a un majara, disfrazado con turbante, le diera por colocar tonelada y media de dinamita en el Patio de los Leones?

Las imágenes catastróficas de inundaciones con las que se ha despedido el año en Jerez desgraciadamente no eran fruto de la fantasía, pero hay que reconocer que se quedarían en nada si, con la ayuda de unos corresponsales más atrevidos, los periódicos nos hubieran querido distraer contando qué habría sucedido si en las inmediaciones del Guadalete, además de las lluvias torrenciales, hubiese caído una docena de meteoritos mientras la zona se sacudía con unos cuantos terremotos en cadena.

Y esas otras imágenes catastróficas, las del último pleno municipal, con una alcaldesa que, aparte de los papeles, ha perdido bastante crédito entre quienes la votaron, ¿no podrían ofrecerse con una dosis extra de sensacionalismo? En esta nueva era de la información (con telediarios que cuentan qué pasaría si estallaran bombas en los aviones de pasajeros) cualquier desastre verídico se puede minimizar conjeturando una catástrofe mayor. Si alguien quisiera explicarnos cómo sería Jerez en el caso de que lo gobernara un dictador africano y antropófago, con su harén, su corte de esclavos y un ejército de mercenarios, lo más seguro es que dejáramos de quejarnos tanto y empezáramos a ver la situación actual del Ayuntamiento como una bendición de Dios.

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