La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Un copión en Moncloa

La tesis doctoral de Pedro Sánchez fue un apaño entre amigos, de nulo valor académico y escasa calidad

Pedro Sánchez pasó aparentemente la prueba del algodón: no había trazas de plagio en su tesis doctoral, según los programas informáticos habituales (aunque uno de ellos se lo aplicó con técnica discutible). Lo que no pasó fue la prueba de calidad mínimamente exigible a un doctorando solvente, y menos a un doctorando cuya imagen pública se pretende cimentar en la honestidad y la decencia.

Pasen y lean: Sánchez aprovechó el tiempo en que no fue elegido diputado para elaborar en dos años la tesis que a los otros licenciados les lleva entre tres y seis años, en una universidad de escaso prestigio (la Camilo José Cela), con un tribunal de cuyos cinco miembros tres eran doctores recientes (lo normal es que sean todos profesores titulares con un sexenio de investigación en su currículo) y coleguillas del futuro presidente del Gobierno, propensos a darle un sobresaliente cum laude a un trabajo de ínfimo valor académico. Un apaño entre amigos.

Tan ínfimo era el nivel de la tesis y tan consciente Sánchez de su inanidad que no la hizo pública hasta que Albert Rivera lo emplazó. Alguien que esté orgulloso de su tesis lo primero que busca es que se difunda y sirva de inspiración a otros universitarios e investigadores. Sólo se archiva y medio esconde si uno persigue meramente engordar el currículo -y habilitarse para trabajar como profesor de Universidad, ojo,- y sabe que su trabajo no aporta ni poco ni mucho.

En éstas estábamos cuando se supo, gracias al periódico más partidario de Pedro Sánchez, que el presidente de los 84 diputados y un amigo economista escribieron en 2013 un libro que desarrolla la tesis doctoral del primero, en el que copian párrafos enteros de la conferencia pronunciada por un diplomático español en la citada Universidad Camilo José Cela. Sin citarle. Párrafos enteros (¡454 palabras idénticas!), hasta con errata inadvertida.

Así que mientras en la cumbre de Saltzburgo de todos los líderes europeos debatía sobre inmigración, Brexit y otros problemillas comunes, a Pedro le preguntaron si es un plagiario. Un error involuntario, un fallo que se subsanará en una edición posterior del libro, dijo. Algo cutre que tendrá que explicar en el Parlamento, ha sentenciado su vicepresidente en la sombra, Pablo Iglesias. Mal asunto.

Ayer El Confidencial desveló otros plagios en la tesis doctoral del presidente. Esta vez de discursos del ex ministro Sebastián. Esto es un no parar. Continuará, pues.

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