La Crestería

Manuel Sotelino

La Virgen del Carmen

TODOS los años le dedico una de mis Cresterías a Nuestra Señora del Carmen Coronada y este no iba a ser menos. Con independencia de que la Santísima Virgen haya salido o no a las calles de la ciudad, la Reina del Carmelo siempre será centro de la devoción de un importante número de jerezanos. Siendo Señora del mar, en Jerez también ella tiene su bendita marea devocional.

Este año no ha podido ser. En el contexto en el que vivimos es imposible. Y todo ello con la incomprensión de algunos cofrades que solo se alimentan con un grupo de acólitos llevando sus ciriales y una candelería encendida en la noche. Se cofrades y ser devoto de la Virgen del Carmen es algo más. Y por llevarlo a un extremo, la procesión del día 16 es la culminación de todo un ciclo de celebraciones, encuentro con la Madre y oración. Y no al revés.

El contexto nos lleva a la suspensión. El famoso coronavirus se contagia a pasos agigantados en aglomeraciones de personas. El distanciamiento físico es imprescindible si queremos tenerlos a raya. Y como no es posible poder estar todos ‘achuchados’, no queda más remedio que suspender. No busquen fantasmas donde no los hay. Las cosas son como son y si no pregúntenle a la gente del fútbol que llevan meses disputando partidos en campos vacíos.

No obstante, la Virgen del Carmen vivió su festividad. Y todos sus devotos también. Sus hermanos que parecen revitalizarse tras la gestión que está llevando a cabo Jesús Salido y la buena labor del padre Alejandro Peñalta en la feligresía del convento son todo un acicate. La Virgen, si Dios lo quiere, volverá a las calles en 2021. Y si no puede ser, pues esperaremos a una nueva ocasión. Pero la oración y el encuentro con su belleza serena no nos la quitará nadie. Contra todo esto no podrá ni el temido coronavirus.

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