La Crestería

Manuel Sotelino

Obispos jerezanos

También podría haber titulado un obispo para Jerez. Que es lo mismo pero no lo es. Pero ¿podría ser un nuevo obispo jerezano? Sí; es posible. Que se quede en Jerez, ya es más complicado. Al menos que se me venga a la memoria, no recuerdo ningún prelado pastoreando su propia diócesis. Por tanto, un obispo jerezano, en cualquier momento puede Su Santidad firmar el visto bueno. Que se quede en o llegue a Jerez, es complicado, aunque no imposible. Así son cosas de la Iglesia. Llegan cuando tienen que llegar y generalmente siempre coge al respetable con el paso cambiado. Es una de las razones por las que la Iglesia crea en muchos como una especie de fascinación. Especialmente entre sus enemigos, los cuales, atacan a la institución en muchas ocasiones por celos perniciosos.

¿Hay sacerdotes en Jerez que podrían llegar a alcanzar el solideo? Sí los hay. Como también los habrá en la Diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño. Curas seculares y también religiosos. Alguno incluso en altas instancias de Roma. Y vive Dios que podría llegar a ser un gran obispo

¿Llegará un obispo del clero secular? Muy posiblemente ¿Será obispo ya ordenado o será un sacerdote? Nadie podría apostar con seguridad una cosa u otra. ¿Podría ser un obispo agustino, dominico o franciscano? Por supuesto que sí. Todo el mundo da ya como nuevo arzobispo de Sevilla a un religioso salesiano.

Por tanto, poco se puede adelantar, aunque algún medio ha querido especializarse en corrillos eclesiásticos y hasta ha aseverado el nombre del nuevo purpurado.

Jerez podría tener un obispo jerezano. Sin embargo, que se quedara aquí es más complicado, aunque no imposible. Si alguien quiere saber algo más sobre este asunto deberá de preguntarle a don Bernardito Auza, nuncio apostólico de España. A mí, como ya vaticiné hace meses, ya me han soplado un puñado de nombres. Ya se sabe que aquí gustan los batiburrillos. Junto al nombre del futurible, la consabida frase de “me viene de buena fuente”. Sólo Dios sabe quién es la persona apropiada. Y nosotros ya estamos esperándolo con alegría y esperanza. Será bien recibido. Pero de momento, nada de nada. Que lo sepan todos los que están esperando encontrarme por la calle para soplarme un nombre. Yo no sé nada.

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