Magdalena Trillo

La culpa, del cambio climático

La colmena

Rato pide "perdón" al entrar en prisión y El Prenda "cojones" y "ovarios" a los jueces para no tener que hacerlo "mañana"

30 de octubre 2018 - 01:41

Sólo unas horas después de que Rodrigo Rato entrara en prisión y se sumara al club de los arrepentidos pidiendo "perdón" por sus "errores" -era la primera vez que el exvicepresidente asumía su responsabilidad por el escándalo de las tarjetas black-, desde Sevilla irrumpía provocador El Prenda lanzando un órdago a los jueces y juezas para que tengan "cojones" y "ovarios" diciendo "la verdad". Para que no se tenga que pedir "perdón mañana" y se defienda la "presunción de inocencia hoy".

Ingenioso juego de palabras si no fuera por la gravedad de los hechos que se imputan a los jóvenes de la Manada y por el impacto social que todavía hoy tiene la sentencia a medio gas que dictaron los jueces de Navarra por la violación de los Sanfermines de hace dos años. Aguda comparación si no fuera porque en este país, desde el histórico mea culpa del Rey tras caerse en su escapada de caza en Botsuana, las disculpas de los personajes públicos son ya terreno del postureo.

Demasiados condicionantes. Y demasiadas palabras secuestradas. ¡Y es que al final todo es culpa del cambio climático! Pueden seguir leyendo… No hay ningún error en mi reflexión. La conferencia más desconcertante y perspicaz que he escuchado desde no recuerdo cuándo la protagonizó hace unos días un intelectual colombiano llamado Gustavo Wilches-Chaux disertando sobre la nefasta gestión de la comunicación en la cobertura de los desastres naturales.

Todavía estoy impactada. Para empezar, porque no hay desastres "naturales"; el desastre lo provocamos los hombres antes y después de que la naturaleza responda con furia a nuestra obstinación por "ordenar" e "imponernos" al territorio. ¿Cambio climático? El profesor va más allá de Trump: no es que no exista, es que es "beneficioso" para salvar a la Tierra del hombre. ¿Los huracanes? Son hasta necesarios si comparamos los efectos que provoca la sequía en el Caribe. ¿Predecir un terremoto? ¡Provocaríamos el caos y el saqueo antes de que se produjera! Así hora y media de bofetadas de realidad. Sin anestesia. Es la (otra) vida secreta de las palabras. La de las intenciones ocultas. La del significado al desnudo. La que subyace bajo los titulares tramposos de Rato y El Prenda, la que nos protegería de los mensajes marketinianos de los políticos, la que nos ayudaría a entender la victoria de Bolsonaro en Brasil o asimilar que la justicia, ni entre barrotes, es igual para todos…

Les propongo un ejercicio: lean el periódico pensando en Wilches-Chaux. ¿La culpa? ¡Del cambio climático!

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