No sabemos exactamente, fuera de determinadas fiestas y ceremonias y algunas manías en la alimentación, en que consiste la cultura judía. Debe existir, pero más como la conciencia de pertenecer a una nación tan antigua como indiscutible, que como una cultura propiamente dicha. Lo más importante de los judíos, la Biblia, pasó al cristianismo y, después de la diáspora, los judíos, de fe o de ascendencia, autores de grandes obras de la ciencia, la literatura, las artes y el pensamiento no se diferencian, según el país donde vivieran, de las grandes obras de los no judíos. Santa Teresa, Vives, Spinoza, Marx, Mendelshon, Disraeli, Einstein, Malher, Levi-Montalcini, para no hacer la lista interminable, son grandes de Europa de formación cultural europea, aunque aprendieran a pensar con el Talmud . La conciencia nacional pesa mucho, pero no podemos hablar de una cultura judía del mismo modo que hablamos de las culturas sumeria, egipcia, griega o china. Desde el semilegendario Abraham, los profetas defendieron el aislamiento contra la impiedad.