Punto de vista

José Ramón del Río

jdel35@hotmail.com

El debate

Llamó mucho la atención Rivera con sus críticas irritadas al PP, lo que da idea de lo desesperado que está

Siento como una obligación comentar el debate del pasado lunes entre los cabezas de lista de las cinco más importantes formaciones que compiten en las elecciones del domingo, aunque soy consciente de que los lectores ya tuvieron bastante con las casi cuatro horas que duró, en un horario tan inapropiado, salvo para desocupados y noctámbulos. En esto, sí hay coincidencia a las que hay que sumar las críticas recibidas por el plató montado por la Academia de la Televisión.

Y aunque parezca raro, la mayoría de los comentaristas dan como ganador del debate al candidato de Vox, Santiago Abascal, que ciertamente en sus intervenciones estuvo claro y contundente, aunque su elección pueda deberse a que se preocuparon poco de él, ignorándolo, cuando su rotunda afirmación de que había que suprimir las autonomías hubiere motivado una fuerte repulsa por parte de todos los partidos constitucionalistas allí presentes. Sólo El País da como ganador a Sánchez, pese a que estuvo huidizo y a la defensiva, como es lo propio del presidente al que se quiere sustituir. Para este periódico la batalla del PSOE está en el centro y no compite con la izquierda. Se atreve incluso a pedir que se replique a Vox por las manifestaciones o propuestas del candidato Abascal y, es más, previene a PP y Cs que no integren mayorías con un grupo cuyos principios no tienen cabida en el orden constitucional. Me parece bien, no comparto el ideario de Vox, pero ¿por qué Sánchez y su partido, el PSOE, lo hacen y quieren seguir integrando mayorías con los partidos de los independentistas catalanes que vulneran la CE e impiden a S. M. el Rey y a la heredara de la Corona que visiten con normalidad, sin necesidad de unas abrumadoras medidas de seguridad, parte del territorio de la nación donde reinan? Curiosamente, Sánchez pide a todos en general, con independencia de su ideología, que se apoye al más votado, dando por supuesto que será él y ofrece como acicate la recuperación de la figura delictiva del referéndum ilegal, introducida por Aznar y suprimida por Zapatero. Nunca contestó a la pregunta reiterada de Casado de que cuantas naciones había en España.

Un papel deslucido tuvo Pablo Iglesias, al que nadie interpeló en el debate. Mendiga a Sánchez un puesto, el que sea, en su Gobierno y no le efectuó crítica alguna. Su lapsus fue decir "mamadas" en lugar de "manadas". Y llamó mucho la atención Rivera con sus críticas irritadas al PP, lo que da idea de lo desesperado que está por los malos pronósticos, olvidando sus pactos.

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