La derecha se mueve

La estrategia de reorientación puesta en escena con esa contundencia le viene bien a Casado, al PP e incluso a Vox

Hasta que Pablo Casado no mandó parar, aquello iba por los previsibles derroteros del degradado parlamentarismo español: mucha retórica populista, pocas propuestas constructivas y nulo sentido del consenso. Como suele pasar con las mociones de censura cuando se promueven teniendo asegurado el fracaso, siempre albergan un motivo no confesado, y ésta iba encaminada a perjudicar al Partido Popular, visiblemente incómodo en las vísperas con su papel de objetivo encubierto de unos y de otros. Desde esta perspectiva, la salida inusualmente vehemente del joven líder conservador ha tenido el valor de quitarse de un plumazo ese marchamo de víctima propiciatoria, aunque yo no echaría las campanas al vuelo como tantos que de repente se han precipitado con el incienso y la ojana.

Ese "nosotros no somos como ustedes" que tan rotundo sonó en el Congreso, y que aún colea entre las balas de fogueo de tanto pistolero de salón apostado tras el twitter, supone de facto una ruidosa ruptura con una formación que, se quiera o no, tiene un una base sociológica similar pese a sus notorios excesos, que ya el propio Abascal se encargó de hacer patentes en sus intervenciones. Vox no deja de ser una spin off del PP formada en su mayoría por votantes cabreados de aquel, y si ese celebrado rechazo pasa a convertirse en repudio, su todavía inestable suelo electoral puede fortalecerse notablemente, para regocijo del Gobierno. No falta nada para que la izquierda rampante ponga a prueba ese rol moderado del nuevo Casado, ya sea en forma de legalización de la eutanasia, la reelección de los jueces o el nuevo estado de alarma, pongamos por caso.

Con todo, creo que la estrategia de reorientación puesta en escena con esa contundencia le viene bien a Casado, al PP e incluso a Vox, y constituye serio motivo de preocupación para la izquierda gobernante y sus aledaños. Mientras la derecha se presente fragmentada en tres, Pedro Sánchez se nos hará más irremediable que insoportable, si cabe. Por eso ha hecho bien Casado en marcar claramente las distancias, ahora además que no hay elecciones generales a la vista y tiempo habrá, en su caso, de tener puentes y acercar posturas. Con Ciudadanos camino de la irrelevancia, su única opción para alcanzar el gobierno pasa por el retorno a su papel de partido hegemónico del centro-derecha, justo lo que no quieren sus verdaderos enemigos.

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