La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Un desierto a la izquierda

Actúan de buena fe y con espíritu de solidaridad, pero viven en una burbuja y no conocen a la gente corriente

El frente amplio de la izquierda auténtica andaluza es cada vez más estrecho. Si el PSOE aún no ha digerido su derrota práctica y política -no electoral- ante el PP menos votado de la historia de la comunidad autónoma, los partidos que están a su izquierda afrontan las elecciones más divididos que nunca. En 2015 un Podemos rampante había logrado 15 escaños en el Parlamento de Andalucía, y la menguante Izquierda Unida, 5. En 2018 se unieron en Adelante Andalucía, pero el invento unificador y reconstituyente obtuvo peor resultado (17 escaños). Ahora, en 2022, las perspectivas han empeorado más. Adelante Andalucía, escindida del bloque que le dio nombre, lucha a duras penas por asegurar el acta de su fundadora, Teresa Rodríguez, y pare usted de contar. La parte mayoritaria, que incluye a Unidas Podemos, aspira a pasar de la medida docena. Entre la tercera parte y la mitad que Vox.

Mientras más apelan a la unidad, menos unidad demuestran. Y lo más lamentable es que su división no obedece a motivos ideológicos ni discrepancias estratégicas o tácticas, sino a causas mostrencas propias de la vieja política: el fulanismo, el ansia de poder, el clientelismo. Los seis grupos no se ponen de acuerdo en el candidato a la presidencia de la Junta (por si acaso, Podemos ha lanzado al suyo y convoca primarias para elaborar sus propias candidaturas). Imagínense la que liarán cuando tengan que repartirse los puestos de salida en las listas, más bien escasos.

Doy por descontado que la gran mayoría de los dirigentes de estos partidos, partiditos y grupos de amigos que caben en un taxi están en la política de buena fe y animados por un espíritu desinteresado de solidaridad y altruismo. El problema es que viven en una burbuja, retroalimentados en reuniones interminables que dan vueltas sobre las mismas ideas. Hablan en nombre de la gente corriente, pero de la gente corriente que piensa como ellos. Conocen más la realidad a través de los libros que de sus vivencias personales. Proponen para una sociedad que está entre las más prósperas del mundo recetas que no sirven ni para los países más pobres. En la vida sólo ven o buenos completamente buenos o malos absolutamente malos. Todo es blanco o negro, no hay lugar para el gris, que es el color más habitual de las cosas.

Mucho tiene que cambiar el panorama para que esta izquierda, siempre viva y activa en Andalucía, deje de ser inútil e inocua.

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