La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

El día en que confesó Costa

Un secretario regional en el PP es apenas un ayudante del presidente, sin autonomía, que cumple sus órdenes y ejecuta

No falla. En cuanto se escucha a Mariano Rajoy deshacerse en elogios hacia un dirigente del PP, el loado debe temer la visita incómoda de la Justicia. Rajoy donde pone el ditirambo pone la sospecha, la imputación o la sentencia. El último es el ex presidente de la Comunidad Valenciana (y del PP autonómico), Francisco Camps. "Siempre estaré detrás de ti, o delante o al lado, me es igual. Gracias, Paco", le dijo Rajoy en la plaza de toros abarrotada después de que Camps le salvara en su peor momento interno. Esta semana ha dicho que este señor ya no pertenece al PP. Lo mismo que dice siempre, e igual de mentira que casi siempre: Camps sigue estando afiliado al PP y es convocado a la junta directiva del PP valenciano. No va porque él no quiere.

El súbito olvido de Rajoy sobre el idolatrado Paco Camps obedece a las confesiones en la Audiencia Nacional de tres procesados por la financiación irregular del PP valenciano (sistemáticamente puesto como ejemplo en el PP nacional). Los dos jefes de la trama Gürtel, Pablo Crespo y El Bigotes -el que le decía a Camps "amiguito del alma" y que lo quería "un huevo"-, señalaron al ex presidente de la Comunidad Valenciana como la autoridad que les conminó a cobrar parte de los servicios que prestaban al PP facturándolos a empresas externas que pagaban de esta manera las comisiones que el PP les exigía a cambio de adjudicarles obras y contratos. De esta manera irregular, ilícita e ilegal.

La bomba la detonó el tercer delator. Por su identidad: es Ricardo Costa, secretario general del PP valenciano en la época en cuestión. Cantó La Traviata y puso a los pies de los caballos a Camps, confesando que el PP se financiaba entre 2007 y 2008 con dinero negro, que él recibía sobres con dinero en efectivo de las mordidas y que quien daba las órdenes era Francisco Camps. Aunque no olvidamos que Ricardo Costa es un arrepentido que espera su redención con alguna rebaja de pena, igual que los otros dos, tiendo a pensar que dice la verdad. Por una razón sencilla: en el Partido Popular un secretario general provincial o autonómico es un elemento secundario, casi un ayudante de su presidente, sin autonomía, que cumple órdenes y ejecuta. Es normal que Camps en el poder decidiera sobre las finanzas del partido y lo dopara con sustancias estupefacientes (dinero irregular) cuando le llenaba a Rajoy en campaña la plaza de toros.

Por eso la Fiscalía lo investigará, mientras Rajoy dice que ya no es del PP. Mintiendo.

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