Su propio afán
Enrique García-Máiquez
Si yo fuera rico
La esquina
NO hubo novedad. La mayoría de los diputados del Parlamento de Andalucía rechazó la investidura de Susana Díaz como presidenta de la Junta (62 no, 47 sí). Los representantes del pueblo andaluz no confían en ella. Es así de sencillo, y a la vez así de complicado, porque la primera obligación política y estatutaria de esos representantes es investir a uno de ellos, y eso sigue sin estar resuelto.
Ahí radica prácticamente la única fuerza de Susana: en la imposibilidad de articular una mayoría alternativa que concite más apoyos de los que la candidatura socialista reúne. En eso, y en la capacidad de convencer a los partidos emergentes de que se abstengan para dejarle gobernar al frente de su minoría.
Ayer no lo consiguió (la abstención de Podemos y Ciudadanos). No era el día. La candidata trabajó para que lo sea el viernes. ¿Cómo convertir el voto negativo de estos dos partidos en abstención horas más tarde? De manera genérica, comprometiéndose a gobernar de forma diferente a como lo han hecho los socialistas durante más de treinta años. Desde el diálogo y la concordia, dijo expresamente. De manera concreta, muy concreta, asumiendo como propias las reivindicaciones que los 15 diputados seguidores de Pablo Iglesias y los 9 adeptos a Albert Rivera le han venido planteando desde el 22-M: regeneración democrática, medidas contra la corrupción, reducción de altos cargos, iniciativas contra los desahucios, fin de los recortes educativos y sanitarios...
En esta tarea de persuasión se desplegó tanto Susana Díaz, quizás por la necesidad, que llegó a prometer partidas de gasto, inversión e incentivos que sumarían más de lo que se contemplan como ingresos de la Comunidad Autónoma, mermados, además, porque también prometió una rebaja de impuestos. Esas cuentas no salen. La prioridad es que salgan las otras: más votos a favor que en contra en la sesión del viernes.
Por el tono de su intervención de ayer cabe pensar que Ciudadanos abandonará el frente de rechazo. Por lo mismo, en cambio, lo más probable es que Podemos se mantenga inasequible a los compromisos de Susana. Teresa Rodríguez coincidió con Maíllo ("Quien no la conozca que la compre") y Moreno en no conceder credibilidad a la presidenta y no tragarse su anuncio de un tiempo nuevo y su pretensión inaugural. Le dieron fuerte y flojo los tres. La duda es si la primera cederá pasado mañana.
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