Ya os lo dije

En democracia no hay tragedias griegas, sino como máximo un test de estrés que tiene pasar la sociedad

Hace unos días escribí un artículo en contra del miedo y del derrotismo. Partiendo de mis posiciones más o menos güelfas, se pudo entender como una posturita retórica más falsa que judas para desactivar el voto del miedo que se quería imponer a los sectores más conservadores. Pero no. Yo era sincero cuando recordaba que España tiene un Estado de Derecho resistente, una sociedad civil movilizada, compromisos internacionales y unas altas instituciones comprometidas. Ahora no deberíamos temernos lo peor, como escribí entonces. No me gusta el resultado, en absoluto, pero no estamos ante una tragedia griega, sino ante un revés político (para algunos) propio de la democracia.

También decía allí que la democracia, al fin, es esto: una responsabilidad compartida, un destino elegido entre todos. Se la puede definir como el sistema donde las mayorías tienen el deber de acertar, pero también el derecho al desengaño en carne propia, y las minorías el privilegio de apuntar después: «Ya os lo dije». Seamos democráticos, por tanto, hasta las últimas consecuencias.

No me parece que Pedro Sánchez sea el mejor preparado para sortear la crisis económica que viene ni para restañar la crisis territorial que está. A una mayoría se lo parece. Ya veremos. Quizá necesitemos como país asomarnos todavía más al vértigo.

Entre los resultados que hemos de respetar está el de Vox, que ha subido proporcionalmente más que nadie. Tal vez en su entorno se ha pecado de notorio optimismo o quizá lo de elevar las expectativas ha sido una estrategia para desactivar el sambenito del voto inútil o puede que haya empujado demasiado la inercia de la sorpresa andaluza. En cualquier caso, la tentación de los analistas de las otras derechas será culparle de la división del voto y de haber movilizado a la izquierda. En democracia, el voto no se divide, porque cada voto es propiedad intransferible de cada ciudadano que vota lo que quiere. Y si la izquierda se moviliza porque la derecha no se esconde, pues está bien, porque aquí hemos venido a confrontar ideas y no a jugar al camuflaje o al regate en corto.

Felicito a los ganadores, animo a los perdedores y a los medio pensionistas a reflexionar sobre sus estrategias, discursos y posiciones (y a los ganadores también) y nos conmino a todos a confiar en España y en nuestro sistema y a defenderlo con nuestro compromiso cívico, sin desánimos ni desfallecimientos.

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