CURIOSAMENTE, la liga que suele copar los premios individuales, esa competición que acapara Balones de Oro y demás, es la que menos ha gastado de las cuatro más importantes. La Premier ha doblado el gasto de fichajes de la Serie A, que ha sido la segunda, mientras que la española se ha quedado a casi cien millones de su antecesora, la Bundesliga. Seguramente habrá sido porque su cupo de grandes futbolistas es el más rico de todos.

Lo de la Premier ha sido escandaloso en este verano, con curiosidades como la de pagar una cifra estratosférica por un jugador al que se había desechado. 120 millones de euros han propiciado que, cuatro años después, Paul Pogba haya vuelto a Old Trafford. Cifra que ha roto todas las marcas en el mercado futbolístico mundial y que ha hecho de señuelo para que toda la Premier haya tirado la casa por la ventana haciendo, incluso, metástasis en la Segunda inglesa.

¿Propiciará esto que al fin vuelva un equipo inglés a mandar en el Continente? ¿Caerá el Balón de Oro alguna vez en alguien de la Premier? Afortunadamente, en fútbol priman más ingredientes que el gasto. Sobre todo si ese gasto no va acompañado de cierta coherencia a la hora de diseñar el juguete. Y llama mucho la atención que sea la competición acapadora de laureles la que se ha mostrado menos dilapidadora con un claro ejemplo, el del Real Madrid.

El vigente campeón de campeones ha hecho todo el gasto en la repesca de Morata. De esa forma da a entender que lo que tiene colma sus apetencias, mientras que el Barça sí se ha pasado. A la Liga ha llegado mucho cedido y desechos de todo tipo, pero no creo arriesgar demasiado diciendo que esos premios individuales seguirán recayendo en la que, sin duda, es la mejor Liga del mundo. Y así seguirá siendo mientras jueguen en ella Messi, Cristiano y la compaña.