Crónica personal

Pilar Cernuda

La economía, estúpido

THE economy, stupid", decía el cartel colgado en la sede del comité electoral de Clinton cuando se jugaba la Presidencia contra Bush padre. Se convirtió en el lema de su campaña y en estos años de problemas económicos se ha recordado con frecuencia. En la crisis entre Rusia y Ucrania, que ha provocado alarma mundial, la economía ha tenido un papel fundamental. Clave.

Obama advirtió que si Putin seguía adelante con su iniciativa de invadir Ucrania, para lo que contaba con el respaldo del parlamento ruso que votó a favor, Estados Unidos rompería los acuerdos económicos y comerciales con Rusia así como la colaboración militar, y se desenganchaba de la reunión del G-8 que se debe celebrar en Sochi en unos días. Putin, sin achicarse, además de amenazas militares, declaró que podía hundir las bolsas de Estados Unidos y de Europa, cosa que los analistas consideraron factible pues ese mismo día habían sufrido un bajón considerable precisamente como reacción a la crisis entre Ucrania y Rusia. La Unión Europea, cobardemente, ha presentado su perfil más bajo ante una agresión de Putin que debería haber provocado una reacción valiente y firme, pero la certeza de que ir a las malas con Rusia podía provocar el descalabro de importantes bancos y empresas europeos llevó a que la UE balbuceara una vez más ante un conflicto internacional ante el que debería mantener una posición nítida: la economía pesó más que el derecho de un país a tomar sus propias decisiones o mantener sus fronteras, y de nuevo en los despachos de Bruselas ha primado la tibieza frente a la energía.

También Putin ha dado marcha atrás una vez conocidas las consecuencias de su agresión. El ultimátum lanzado el lunes para que el ejército ucraniano se retirara de Crimea se quedó en nada -bien es verdad que la mayoría de los militares de Crimea se pasaron al bando ruso-, y el martes convocó a los periodistas para asegurarles que no tenía la menor intención de anexionarse Crimea, que sólo quería garantizar que los ucranianos del sur y del este del país, prorrusos, fueran respetados por las autoridades. Señaló, eso sí, que el único presidente legítimo de Ucrania es Yanukovich, en lo que tiene algo de razón porque cuenta con el respaldo de las urnas, lo que no es el caso de los nuevos presidente y primer ministro, elegidos asambleariamente por los que se levantaron contra Yanukovich, aunque fueron ratificados por un parlamento que votó condicionado por los dirigentes del movimiento Maidán.

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