CATAVINO DE PAPEL

Manuel Ríos Ruiz

De la economía según hombres de talento

EESTAMOS viviendo en una primera década de siglo XXI, que se está caracterizando últimamente por la crisis económica, que como bola de nieve va rodando cuesta abajo y nos puede dejar transidos de incertidumbres y calamidades. Lo más palpable de la situación se denota por lo que ha subido el coste de la vida, que es lo que más rápido denota el gentío, porque se en carece una barbaridad la cesta de la compra. Como dicen las amas de casa, no se puede, por el alza galopante de los precios, "ni acercarse a las cosas de comer".

Mas vayamos directamente a examinar bastante de lo que han dicho y escrito muchos hombres de talento en torno a la economía, a veces con cierta y rebuscada ironía. Y como es sabido dentro del concepto economía, se pueden considerar varios aspectos o apartados: banca, bolsa, capitalismo, comercio, empresa, impuestos, inflación, marketing, negocios, riqueza…

José Angel Sánchez Asiaín, banquero por cierto, tuvo una vez la valentía de declarar en una revista: "El poder de la banca es una fábula. Los banqueros tiene el dinero, pero el Gobierno tiene el poder y el Boletín Oficial". Parece que hay que estar de acuerdo en cierto sentido. En cuanto a la bolsa, Iván Boesky, financiero encarcelado por comerciar con información privada, afirmó en mil novecientos ochenta y cinco: "No existen los beneficios irregulares; no hay trucos esotéricos que permitan a los árbitros de la bolsa ser mas listos que es sistema". Por su parte, el novelista John Dos Pasos, en su obra "Paralelo 42", ha dejado escrito sobre el capitalismo: "El único que saca partido del capitalismo es el estafador , y se hace millonario enseguida".

Y una perorata sobre el capitalismo, que data de mil novecientos setenta y cuatro, pero que puede pasar por actual la soltó un anglosajón, Mixk MacGahey: "¡Por supuesto soy realmente optimista! Nos alegra lo que está ocurriendo. El capitalismo se derrumba y la gente empieza a comprender la necesidad de un orden completamente nuevo". Y sobre el comercio, James Birrell, director nada más ni nada menos que de Halifax Building Socirty, opinaba los siguiente en mil novecientos ochenta y nueve: "Sin competencia no hay aliciente para mejorar el producto, se favorecen los intereses de los proveedores, que viven más fácilmente y aseguran sus beneficios, pero es el consumidor el que pierde y paga". Ahora bien, sobre las dificultades de la economía no existe mejor explicación que la de Roy H. Jenkins, aparecida en mil novecientos noventa y uno, en "The Observer Magazine". Leámosla: "Es como montar en bicicleta por un sendero al borde de un abismo: si te ciñes a un lado te magullas los codos, lo que es desagradable; pero si vas al otro te despeñas trescientos metros". Supongamos que eso es lo que está pasando actualmente: los economistas no dan con el término medio.

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