Tribuna cofrade

Manuel Serrano Jiménez

Hermano Mayor emérito de la Borriquita

Periodo electoral

Ya en el año 2003, escribía un artículo sobre elecciones en el que, entre otras cosas que están hoy en día muy vigentes, decía que, dado la reglamentación que tenemos (el famoso libro verde) a este respecto, no creo que ayuda en nada, en mi opinión, sino más bien todo lo contrario.

De las disposiciones que se emanaron desde el Obispado para las elecciones de los Consejos Locales, y en las Hermandades en lo referente a los modos de elección para Presidente o Hermano Mayor, todos sabemos de los problemas de convivencia que se han generado o se están generando en muchas de las corporaciones como consecuencia de ello.

 La causa es muy sencilla, las disputas, a veces irreconciliables, que se producen cuando se presentan dos o más candidatos, cada uno con su grupo o su “equipo”, efectuando incluso su “campaña” (algunas veces fuera de contexto y utilizando las redes sociales de manera no adecuada, en mi opinión) y, lógicamente, resulta ganador uno de ellos. El grupo ganador se hace con el “mando” de “todo” y el otro grupo se queda fuera como si no hiciesen falta. Entre ellos, luego, hay enfados, malas caras, prepotencia, abusos, comentarios de todo tipo. El que gobierna en lugar de integrar a los de la otra candidatura y de hacer “Hermandad”, hace las cosas a su antojo (por aquello de que he ganado) sin pedir opinión, ni consejo, ni ayuda ni nada, en definitiva, sin consenso. Y al que no ha ganado, en lugar de integrarse y buscar unión y consenso, le parece mal todo. ¡Y ya tenemos el lío!

Es un hecho triste y real, porque ¿habrá una incongruencia más grande en una asociación eclesial que el que existan dos o más grupos y hasta es posible que se conviertan en enemigos? ¿Por qué en algunos casos hasta se faltan al respeto? ¿Qué ejemplo estamos dando? ¿Qué clase de cofrades estamos haciendo? ¿Qué buscan con tanta ansia de “poder”? ¿Qué quieren conseguir, el bien común o el interés personal?

Todos sabemos que ocurre, pero nadie le quiere poner remedio a que nuestras corporaciones se estén convirtiendo en “aprendices de partiditos políticos” (se hacen promesas de dar… se comprometen a arreglar no sé qué… en fin casi lo mismo que los politiquillos) dónde casi todo vale con tal de llegar al “poder”. Entendido éste como el llegar al tan anhelado puesto de máximo responsable de la Corporación. Y nada más lejos de lo que deben de ser éstas.

Uno de los últimos ejemplos que ha llegado a mis oídos es el de la elección para presidente de la U. H. de nuestra ciudad donde me han dicho y enseñado que en algunas redes sociales (dónde no suelo entrar en ellas) no están dando lo que se dice un “buen ejemplo” y eso, desde luego no ayuda a nuestra imagen de cristianos comprometidos.

Me he efectuado estas reflexiones con la idea de compartirlas con todos aquellos que nos sentimos cristianos cofrades. Y si hay quien no esté de acuerdo con ellas, pues me parece muy bien, por supuesto que respeto sus ideas, aunque no compartan estas reflexiones.

Soy ingenuo, no lo niego, y hombre de fe y por ello voy a confiar en que Dios ilumine, ayude y les dé la fe necesaria a todos los que quieren ocupar el puesto de “primer servidor” (para ayudar y servir a los hermanos no a servirse de ellos para beneficios “particulares”…) y no el primer beneficiario del servicio de los demás para obtener lo “oculto” que quiere.

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