El rey de la playa de este verano ha sido Matteo Salvini; ahora no es nada. Escuchad, aventureros, el cruel destino de los inconsistentes. El líder de la Liga se ha quedado sin ministerios y con deudas, Rusia pierde un gran aliado y Europa suspira. Unidas Podemos llama Calvini a Carmen Calvo, y la de Cabra se agarra un berrinche caprino. Ya no quedan opciones para el entendimiento entre el PSOE y Unidas Podemos, los socialistas que lo defendían se han quedado sin argumentos; mañana hay reunión de la Ejecutiva en Ferraz, el siguiente se presenta el programa de las 300 medidas del improbable Gobierno, visita rápida a Santander y a Bilbao, hola Revilla, qué tal Ortuzar, y vuelta a Madrid. Pedro Sánchez ha madurado los dos enormes inconvenientes que tenía para volver a presentarse a una investidura, y ambos han caído por su peso: no quiere ministros de Unidas Podemos ni desea depender de Esquerra Republicana, ahora que llega la sentencia del procès. Un Gobierno con tales socios -podemitas y republicanos- es en estos momentos un imposible. Ahora bien, ¿qué ocurrirá después? El Congreso que saldrá de las urnas será muy parecido al actual, los partidos de la indignación caerán pero no desaparecerán, seguirán siendo necesarios para gobernar, por lo que Sánchez necesita la humillación electoral de Iglesias. O de Rivera.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios