Mundología Jacobea

Alberto Solana de Quesada

Presidente de la Cofradía de Santiago Apóstol (Madrid)

El enigma compostelano

Excavación del subsuelo de la Catedral de Santiago. Excavación del subsuelo de la Catedral de Santiago.

Excavación del subsuelo de la Catedral de Santiago.

La peregrinación por el Camino de Santiago, hasta el momento de la pandemia, ha pasado en pocos decenios, de ser la iniciativa de unos cuantos “aventureros” a convertirse en fenómeno de masas que se publicita en los medios de comunicación, que convoca programas televisivos, que interesa a las editoriales, escritores, publicistas, turoperadores y cineastas, convirtiéndose en un evento que promueve un seguimiento que va mucho más allá de sus propósitos originales desde los tiempos en que se peregrinaba a Santiago Pietatis Causa, es decir, por motivos devocionales, en que el Camino se entendía como vía de salvación y encuentro con Dios a través de uno de sus apóstoles predilectos: Santiago el Mayor. Creo que subyace hoy este lejano trasfondo más de lo que se reconoce, pero en todo caso la peregrinación jacobea ha experimentado tal proceso de transformación, que la masificación del Camino ha generado una secularización que ha diluido los valores genuinos de la peregrinación, y se han despertado otros intereses de índole comercial y turístico, además de la profusión de la picaresca y la saturación de recursos.

La Tradición Jacobea que generó el Camino de Santiago no constituye un dogma ni es fundamento doctrinal del catolicismo y no se es más o menos cristiano, ni mejor ni peor peregrino por creer o no en ella. Lo lamentable es que a menudo la razón de no creer es desconocerla y etiquetarla de mera leyenda piadosa sin el menor análisis ni conocimiento de la misma. Ante esta realidad hace unos años me atreví a escribir un librito que titulé 'El Enigma Compostelano' para explicar de una manera comprensible y cercana que, en contra de los que suele pensarse, la Tradición Jacobea encierra un trasfondo de verosimilitud sorprendente, haciendo un análisis multidisciplinar que permite un acercamiento riguroso al tema, comprobando la confluencia de datos bíblicos, elementos legendarios, testimonios históricos, valoraciones hagiográficas y epigráficas, y hallazgos arqueológicos que, analizados todos juntos, encierran un contenido viable y comprensible una vez que se limpia el terreno de los muchos elementos fantásticos y simbólicos que toda leyenda encierra entorno a un núcleo real de historicidad.

Aunque el libro es breve, sería imposible resumirlo, pero cuando menos quiero aprovechar este espacio que se me ofrece para señalar dos datos que creo importantes.

El primero es que la Tradición Jacobea no es un producto de origen eclesiástico sino que nace fruto de la tradición popular de transmisión oral. De hecho, la Iglesia fue muy reticente o directamente contraria, y los mayores detractores de ayer y de hoy son precisamente hombres de la Iglesia. Hay una idea equivocada y extendida de una Iglesia que ha creado la Tradición Jacobea a su medida.

El segundo es que la Arqueología es la disciplina que más apoya la Cuestión Jacobea que alimentó el Camino de Santiago, haciendo viable el núcleo esencial de la Tradición y aportando hallazgos que la avalan y confirman. Los restos romanos pre-compostelanos responden a una realidad histórica y constituyen un verdadero hallazgo que el núcleo esencial de la Tradición Jacobea es la única en explicar con coherencia.

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