¡ESO no se tira… tienes que tener cuidado que me podías haber hecho daño… no lo hagas más por favor…! Ea, ea, ea… Esto, según mi amigo, es lo que cualquier fiscal o juez que aplique la ley le dirá a su hijo si éste le desobedece, le grita y encima le tira un zapato. Por supuesto, a ninguno de ellos se le ocurrirá reaccionar dándole un cosqui al niño. Y menos viendo cómo todo el peso de la ley cae sobre esa madre que osó darle un guantazo al hijo que previamente le había agredido. En fin, a mi amigo le gustaría que de vez en cuando también se aplicara todo el peso de la ley a los ladrones, narcotraficantes, asesinos, terroristas, estafadores, maltratadores que se acercan a sus víctimas, etc. etc. Claro que él también entiende que con la carga de trabajo que da juzgar casos tan inhumanos como el de esa madre maltratadora, no les quede tiempo para todo lo demás. Menos mal que ahora con la huelga seguro que se arregla todo. Por otro lado, a mi amigo le queda sólo una incertidumbre… ¿de verdad que quien hizo la ley y quienes la aprobaron pensaban en esa madre como ejemplo de maltratadora? ¿De verdad pensaron que ese niño estará mejor en una institución que con su madre? Bueno, a lo peor ese tipo de leyes sirven para explicar porqué la mitad de los estudiantes de la ESO de Andalucía piensan que pegarle a un profesor o a un compañero NO es violencia.

Entretanto aquí seguimos asistiendo al serial de los autobuses. A ver cómo acaba éso. De momento hay para todos los gustos. Ya lo decía mi amigo…todo es según el color del cristal con que se mira. Y algo habrá en ese cristal cuando por una vez y esperemos que sirva de precedente, PSOE y PP se han unido para pedir que Jerez sea considerada Gran Ciudad. A ver si aprendemos algo de lo que hemos visto estos días en la tele en los EEUU y si hay algo que sea bueno para todos, los representantes de todos empujan al mismo son. Allí lo tienen claro y el propio presidente le exige al líder opositor que lo controle, pero eso sí, el opositor también le garantiza lealtad en el bien común… ¡qué envidia!