Manuel Ríos Ruiz

Lo esencial en el arte: la pasión

Acotaciones al programa

LA programación de esta jornada del Festival de Jerez comprende la palabra pasión en el título de uno de sus espectáculos. Y la pasión por añadidura es algo intrínseco a toda manifestación artística, por lo que también estará presente, indudablemente, en los otros enunciados del programa de hoy.

La pasión en lo concerniente al arte flamenco, tiene que tener dos ingredientes fundacionales y fundamentales para ser ejemplar, verídica, transmitida del celebrante al espectador, el sentimiento apasionado en su interpretación y el sentimiento apasionado de su asunción anímica, un enamoramiento ancestral, ingénito del arte que revela por encima de toda otra atracción.

Y tenemos la sospecha bien fundada de que en el arte flamenco ha prevalecido frente a las muchas desatenciones, digámoslo así, que ha padecido a lo largo de su andadura, especialmente en la época de los antiflamenquistas a ultranza, porque seguramente Tío Luis El de Juliana, El Planeta, El Tío Corro y tantos otros, allá en los albores de su arte, lo 'decían', lo clamaban yéndoles en ello la misma vida. Es decir con una pasión espiritual y carnal al mismo tiempo. Efectivamente, unas virtudes que mantuvieron sus sucesores desde Luis El Cautivo a Manuel Torre, pasando por Silverio, Tobalo El de Ronda, Tía Salvaora, El Lebrijano Viejo, El Pollo Rubio, Chacón, Manuel Vallejo, Cepero, o Tomás Pavón, por citar algunos de los muchos cantaores geniales de una época dorada del género.

Tamaña pasión artística de los cantaores, fue siendo inferida a guitarristas y bailaores, surgiendo tocaores tan pasionales y creativos como El Murciano, Patiño, El Maestro Pérez, Paco El Barbero, Habichuela, Ramón Montoya, Paco de Lucena, Javier Molina o Sabicas. Y figuras del baile poseídas por la pasión como La Cujuñí, La Cuenca, Salud Rodríguez, La Macarrona, La Malena, La Coquinera, La Mejorana, La Tanguera, Antonio El de Bilbao, Antonio El Pintor, El Estampío, Vicente Escudero, Paco Laberinto…, que realmente configuraron el baile flamenco para siempre.

La pasión flamenca es algo consustancial con los grandes creadores siglo tras siglo. Pero la pasión es también algo que precisa de un buen gobierno mental, para que no se convierta en simple alboroto a los ojos de los demás. Aquí, en este momento, es oportuno transcribir lo que pensaba el sabio Gibran de la pasión y la razón: "La razón y la pasión son el timón y las velas de vuestra alma navegante. Si vuestras velas o vuestro timón se rompen, no podríais sino flotar e ir a la deriva, o quedar inmóviles en la inmensidad del mar. Porque si la razón gobierna sola es una fuerza que limita; y la pasión desgobernada es una llama que arde hasta su propia destrucción." Sí, la pasión flamenca tiene que ser razonada por la armonía, para que se produzca la estética tonal, musical o corpórea del arte flamenco en su perfecta concepción y plasticidad.

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