Una estrella que nos alumbra dentro de tanta oscuridad. La estrella que tradicionalmente comienza con sus destellos en ‘El puente de la Inmaculada’. Es el pistoletazo de salida para la Navidad con las zambombas, en Jerez, que no tenemos este año. Ni en el Villamarta, ni en las peñas flamencas que tanto aportan a esta cultura año tras año con sus famosísimas zambombas. Celebraciones tan particulares, exclusivas y únicas que vienen de toda España a visitarnos por su atractivo y matiz flamenco.

Este año no lucirán las sedes flamencas llenas de ritmo y ambiente, de gentío a rebosar. No podremos disfrutar en las peñas que celebran sus zambombas en sus propias sedes, con lo que haya de espacio, de arte y de corazón, son auténticas, son de ley: La de Tío José de Paula, Don Antonio Chacón, La Bulería, Los Cernícalos, Luis de la Pica, Alconchel, La Zúa, El Pesacero, La Buena Gente –aunque no la haga en su sede– y la tradicional zambomba de la casa de Terremoto.

Una verdadera lástima no poder vernos todos juntos y celebrar a nuestra forma la Navidad. Ni las hermandades, ni los barrios ni asociaciones de todo tipo. No podremos porque la zambomba y nuestra Navidad es de bullicio, de gentío, de cercanía y de contacto. Exactamente lo que provoca el contagio de este maldito virus que nos acecha. Por eso, este año más que nunca debemos seguir la estrella que nos guía esta Navidad.

Una estrella que nos dice que estemos en familia y valoremos la importancia de ella. Los detalles, pequeños detalles tan grandes que se nos van cada año porque vamos deprisa y corriendo. Sea como sea disfrutemos de los nuestros porque mañana será tarde. Hagámoslo hoy, con las limitaciones y restricciones que sean convenientes pero estemos ‘cerca’ unos de los otros.

Hagamos todo lo que en las otras navidades no podíamos hacer porque estábamos de un lugar para otro –a veces innecesario y por pura inercia– y nunca llegábamos para dedicar el tiempo necesario a los nuestros. Nuestra familia, a nuestros hijos, a los mayores, a los más necesitados. Orientemos nuestro tiempo que no podremos dedicar a las zambombas y grandes encuentros a seguir esa luz que nos guía a la estrella de esta Navidad. Sigamos con energía a esa estrella que nos guía a la solidaridad. A llamar y ayudar a los que perdieron a sus seres queridos, a los que sufren y están enfermos que son nuestros amigos y familiares, o nosotros mismos en esta pandemia.

Ofrezcamos nuestro tiempo y recursos a los enfermos, a los más vulnerables. Estemos cerca de ellos porque los tiempos cambiaron y no hay límites como antaño para decir que estamos ahí a los que nos necesiten. ¡Qué buena oportunidad nos ofrece este año con la que está cayendo para caer en la cuenta! ¿Verdad? Un espíritu de Navidad, precisamente, para que sepamos valorar todo lo bueno que nos rodea y que nunca apreciamos.

Sólo valoramos lo que tenemos cuando lo perdemos. Convirtamos en una oportunidad única y excepcional este desafío tan complicado. Saquémosle partido, enfocando nuestros recursos y capacidades para que en esta situación sepamos ver ese destello de luz que nos ofrece la estrella que nos guía esta Navidad.

Vendrán tiempos mejores ¡Ah! Y pidamos por nuestros gobernantes y gobernantas para que ellos y ellas (siempre igualdad) también sepan ver la luz, esa luz de la estrella que nos guía esta Navidad y vaya usté condió.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios