La ciudad se ha presentado este año en la Feria Internacional del Turismo (Fitur) de Madrid que hoy finaliza con un nuevo eslogan: 'Jerez exquisito'. Ya hemos perdido la cuenta de los lemas bajo los que ha concurrido en los últimos años la oferta turística de Jerez, que conforme a los tiempos ha ido creciendo en cantidad y calidad. Tal vez lo de 'exquisito' provenga o pueda relacionarse con el tremendo auge que ha experimentado la ciudad en el plano gastronómico, hasta el punto de que es rara la semana en la que no se presenta una nueva propuesta. El culmen ha sido este año la estrella Michelin para 'Lú, cocina y alma', en la plaza Aladro. Y muy cerca de allí, la apertura del hotel 'Casa Palacio María Luisa', cinco estrellas gran lujo, objetivamente uno de los mejores hoteles premium de ciudad que existen hoy en España. Dos ejemplos de excelencia.
Porque de la exquisitez de una ciudad que sabe bien, que suena por su paladar, sus vinos cada vez mejos valorados, hay que llegar a la excelencia. Esa es la meta, no hay otra. Lo contrario es conformarse con estar en segunda división. Y Jerez, la quinta ciudad en población de Andalucía y una de las primeras del país en término municipal, aún no está en ese grupo de cabeza de Andalucía, en primera división. Entre los motivos, probablemente esté el lastre de la profunda crisis que ha sufrido la ciudad, con una elevadísima deuda municipal, y de la que costará mucho tiempo recuperarse. Bastante -puede decir mucha gente- tiene Jerez con levantarse cada día y seguir funcionando, aunque sea al ralentí a veces. No, no es fácil, ni rápido, vaya por delante. A lo que me refiero es al modelo. Y para que Jerez sea un referente a nivel nacional queda mucho que hacer. Tenemos las fiestas, las mejores, pero eso no es suficiente. Los vinos, los mejores como han puesto de manifiesto varias publicaciones de prestigio mundial estos días, pero no es bastante. Hay que dar un paso más. El Ayuntamiento, que hace bien en aprovechar las sinergias de empresas privadas que buscan esa excelencia (ahí está el Festival Tío Pepe), tiene que apostar por esa misma línea. De nada sirve estar en Fitur, un escaparate a veces demasiado endogámico en el que presentadores y público son los mismos todos los años, si mañana sigue habiendo barrios que parecen sacados de la guerra de los Balcanes. Traer un turista hasta este rincón del Sur del Sur para que vea sólo una parte de la realidad es difícil. No digo que no se esté haciendo nada por evitarlo, sería injusto. Pero que no nos quepa duda de que si llegar hasta arriba es difícil, más lo es mantenerse. Por eso, aprovechemos que, como dicen fuera, Jerez está de moda. Tenemos una marca fuerte, nos falta un marco estable. Porque ningún destino turístico de primer nivel, y Jerez tiene que serlo, sobrevive sólo por su nombre. Nuestra ciudad no va a conquistar al mundo sólo por el estómago o el ocio. El día que empecemos a creérnoslo todos, políticos, empresarios, ciudadanos anfitriones, habremos pasado de lo exquisito a lo excelente.
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