La ciudad y los días

Carlos Colón

El fantasma tomó cuerpo

EL fantasma del paro ha dejado de serlo para convertirse en un sólido, real, tangible, pesado y gigantesco cuerpo formado por 3.128.963 españoles. Una cifra histórica. Dramáticamente histórica. Y no es exageración: el pasado año conoció, con un 47%, el mayor aumento del paro de la historia. Ya no hay fantasmas, sino realidades. Lo normal, en la literatura fantástica, es que los cuerpos tangibles se conviertan tras su muerte en fantasmas intangibles. En la realidad, en cambio, lo normal es que los fantasmas intangibles se conviertan en cuerpos tangibles tras esas diferentes -pero convergentes- formas de muerte económica, política y social a las que se puede llamar crisis, imprevisión, mala gestión o negación de la realidad. Y no se acuse a quien esto diga de catastrofista o de aprovechar una difícil coyuntura internacional para desgastar al gobierno. Cuando ya sonaban las alarmas el actual presidente del Gobierno prometió el pleno empleo en su campaña electoral, enfrentando en los debates electorales su optimismo al supuesto catastrofismo de la oposición. Incluso fue bastante concreto en sus promesas: José Luis Rodríguez Zapatero prometió crear dos millones de nuevos empleos y reducir la tasa de desempleo hasta situarla en el entorno del 7%. Era, naturalmente, un discurso más seductor, por más esperanzador, que el del PP. Sacrificaba, eso sí, la realidad. Pero, ¿a quién le importa la realidad en una campaña electoral? El fin, que en este caso era ganar las elecciones, siempre justifica los medios.

2008 se ha cerrado con un millón de parados más que 2007. Y las perspectivas para 2009 son malas. Incluso catastróficas, si se tiene en cuenta que hasta Zapatero ha dicho que "será un año duro y difícil" (eso sí, desplazando la zanahoria optimista a mediados del año que viene para que siga andando el burro electoral). O que la secretaria general de Empleo ha anunciado que el paro seguirá creciendo como consecuencia de la caída de la actividad productiva y del consumo.

Tras cada una de las unidades que forman esta cifra de 3.128.963 parados hay un drama cuya gravedad sólo queda parcialmente atenuada por la solidaridad familiar, el aporte estatal y, en último caso, las asociaciones caritativas y solidarias que desde hace meses se encuentran desbordadas. La demanda de ayudas a Cáritas, por ejemplo, creció un 55% en 2008; especialmente en lo que se refiere a los programas de familia, acogida, inmigrantes y empleo; y a las peticiones de alimentos, gastos de la vivienda, ropa, educación, transporte y sanidad. Es de estas carencias severas de lo que estamos hablando.

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