las cosas que pasan

David Fernández

La feria del motor

LAS cifras marean durante el Gran Premio de Motociclismo, aunque la motorada ya no ruja como antes en Jerez. Hasta 207 países oirán hablar de la ciudad este fin de semana. Los hoteles, hasta la bandera; más de 120.000 aficionados se dejarán 50 millones de euros; 270.000 desplazamientos; 4.000 agentes para reforzar la seguridad en carretera... Todo ello en un fin de semana en el que las carreras serán posible gracias al nuevo acuerdo que ha cerrado el consejero de Turismo, Luciano Alonso, con Dorna para que la ciudad, la provincia y toda Andalucía puedan disfrutar de esta gran fiesta del motor otros 5 años. Para ello, la Junta invertirá 5 millones de euros en concepto de canon cada Gran Premio que se celebre, sin duda la acción de promoción ligada al deporte en la que más invierte. Hasta aquí todo casi perfecto, ¿pero y el resto del año, qué? ¿No podríamos rentabilizar tamaño esfuerzo económico al menos durante toda la semana del Gran Premio? Lo preguntaba en voz alta el presidente de la asociación provincial de hoteles, Antonio Real, en días pasados cargado de razón. Hay que sacarle mayor partido a la inversión -en ello trabaja ya Turismo- porque estas fechas son las más propicias para reforzar por ejemplo, la educación vial con los más pequeños; celebrar una feria ligada al Mundial; presentar el último modelo de las marcas más punteras; o celebrar unas jornadas que cualquiera de los múltiples patrocinadores estimen oportuno. Estos días que sonamos en medio mundo es cuando hay que vender ese turismo de calidad del que tanto se presume. Atractivos como el flamenco, las bodegas y el mundo ecuestre deberían mostrarse con la mayor naturalidad. Y el propio circuito tendría que contar su historia en forma de museo, exposiciones o como mejor se entienda. No es fácil convertirse en la capital de las dos ruedas. Por esto mismo, no se explica que nos conformemos con dos días a todo gas. Ocurre lo mismo con el flamenco. Durante el Festival de Jerez la ciudad se convierte en la meca del baile, pero cualquiera que la visite en otra época buscando el duende pillará una depresión al ver el cuadro. La crisis económica y la dispersión de la motorada a otras ciudades se ha dejado sentir este año, sobre todo, en comercios, bares y restaurantes del centro. Pero nunca es tarde para convencer a los aficionados y a los patrocinadores de que ésta sigue siendo la carrera más especial, tanto por lo que ocurre en la pista como por el ambiente que puede ofrecer Jerez como escaparate del mundo del motor. Si la fiesta puede ser difícil de superar, esto a la vez no deja de ser un gran negocio y una magnífica oportunidad a la que sacar todo el jugo.

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