YMariano Rajoy sigue silbando. Las fotocopias de los papeles de Luis Bárcenas podían haber sido manipuladas, sí, y escritas de una sola vez para comprometer al PP en un escándalo de financiación ilegal y sobresueldos irregulares. El propio Bárcenas lo dijo así cuando todavía pensaba que su chantaje al partido daría resultado y quedaría milagrosamente a salvo de la larga mano de la Justicia. Incluso retorció su letra en una prueba caligráfica ante el juez para ver si lograba despistar a los peritos. Tampoco en esa maniobra tuvo ningún éxito.

Ahora, perdida toda esperanza sobre un apaño exculpatorio de su persona, el antiguo gerente y tesorero del Partido Popular dispara a matar (en un cambio de estrategia que ha hecho que le abandonen sus abogados). No con las fotocopias antes negadas, sino con el manuscrito original de la contabilidad B, en el que aparecen ingresos dudosos procedentes de distintos donantes y pagos indudables a dirigentes del partido que ahora gobierna España.

Dejemos, por ahora, a los donantes y sus motivaciones para donar. En cuanto a los pagos, los apuntes de los papeles ahora oficializados -por Bárcenas, claro está- señalan el cobro de sobresueldos durante casi tres años por Mariano Rajoy, Francisco Álvarez Cascos, Rodrigo Rato, Jaime Mayor Oreja y nuestro Javier Arenas. Está por ver que estos complementos remunerativos fueran declarados a Hacienda por sus beneficiarios, y está visto que, siendo todos ellos ministros de Aznar, la ley de incompatibilidades les prohibía percibir cualquier retribución que no fuese la de ministro. De modo que tenemos un problema...

Lo tiene sobre todo Rajoy, que siendo sucesivamente ministro de Administraciones Públicas y Educación habría recibido de las arcas del PP entre cuatro y siete millones de pesetas (España antes del euro) como M. R. o M. Raj. o M. Rajoy, se supone que como compensación por sus cargos en la dirección del partido. "Ellos afirman su inocencia y yo estoy convencido de que nadie podrá probar que no son inocentes", proclamó Rajoy en referencia a Bárcenas y el eurodiputado Gerardo Galeote". Era abril de 2009. El primer inocente es el que ahora lo coloca en una posición desairada y poco propicia a actuar como el avestruz.

No ya por los sobresueldos presuntamente ilegales, sino por si mintió a los españoles cuando negó solemnemente haberlos cobrado. Sería el peor delito.

Pero él sigue silbando. A ver si escampa.