Me preocupa que cuando determinado formatos se repiten una y otra vez podamos convertirnos en insensibles e indiferentes a la violencia, al engaño y la corrupción o la falta de una política local que responda a nuestras necesidades de una ciudad cada vez más ajena a un plan que la haga más habitable, económicamente activa y más amigable para las personas.

Es ya costumbre, maldita costumbre, concebir a la mujer como objeto de propiedad del género masculino hasta el extremo, que en la representación más "biopolítica" del poder, de los machos dependa la vida o la muerte. Una sociedad que normalice el asesinato y la violencia machista, 31 las mujeres muertas por este motivo este año, es una sociedad instalada en su enfermedad sin voluntad de avanzar, poco ayuda los escasos fondos, desde 2008 se han reducido en un 50 por ciento, que destinan el Gobierno a la prevención y persecución de la violencia machista.

Es ya costumbre que no haya institución pública, no haya poder del estado, donde no circulen las operaciones opacas o la corrupción más descarnada. Poco ayuda a recuperar la imprescindible "legítima confianza" el que sepamos que el Gobierno presiona o desprecia al resto de poderes del Estado para evitar asumir sus responsabilidades, y que todos por costumbre nos engañan.

Es ya costumbre que esta ciudad sea un recinto murado en continuo asedio al que nunca llegan los esperados refuerzos. Los que antes nos gobernaban ahora no dudan en bloquear las cuentas municipales, y los que ahora nos gobiernan no presentan un plan solvente de ciudad, nos tememos que los 18 millones del EDUSI queden en poco, no es que lo del museo sea mala idea es que por costumbre nos fiamos poco y no parece que vaya a tener el impacto suficiente para las necesidades de integración, articulación e impulso económico que necesita la ciudad.

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