La esquina

José Aguilar /jaguilar@grupojoly.com

Un gesto

HA habido algunas chanzas a cuenta de la vuelta de Manuel Chaves a la enseñanza, en concreto al departamento de Derecho del Trabajo de la Universidad de Córdoba. Chanzas del tipo "a ver cómo explica el tema de los eres (expedientes de regulación de empleo)" o "mucho va a tener que reciclarse porque la última vez que dio clase todavía estaba en vigor el Fuero del Trabajo franquista".

Yo veo en esta decisión un gesto de significado netamente político. A Chaves le quedarían, como mucho, dos o tres cursos de profesor de Derecho del Trabajo antes de su jubilación obligatoria a los setenta años, de modo que su vuelta a la docencia, que ejerció durante muy poco tiempo, pretende enviar un mensaje a la sociedad y, de alguna manera, reivindicar una concepción de la política que ha resultado dañada por las actividades de sus hijos y el escándalo que acompañó a su retirada de la presidencia de la Junta de Andalucía.

A ver. Los anteriores presidentes andaluces, Rafael Escuredo y José Rodríguez de la Borbolla, que salieron del cargo tarifando por problemas con su partido (PSOE), se han dedicado a actividades privadas muy lucrativas, solos o integrados en florecientes despachos de abogados. Con toda legitimidad, una vez superadas las incompatibilidades temporales que marca la ley para los ex cargos públicos. Chaves ha querido dejar claro que él no piensa utilizar su dilatada trayectoria de poder para prosperar materialmente. Ha optado por la modestia de unas clases en la Universidad que impartirá mientras sigue siendo diputado en el Congreso.

A Chaves le han afectado sobremanera los casos de sus hijos Paula e Iván, bien aventados por el PP para socavar su prestigio. La primera apoderaba a una empresa minera subvencionada por el gobierno que presidía su padre. El segundo se dedicó a intermediar con diversas consejerías de la Junta siendo también su padre presidente. Aunque judicialmente los dos casos no han tenido consecuencias mayores, Manuel Chaves es consciente de que debió actuar de manera más activa y contundente, y es consciente también de que su nombre ha quedado vinculado al tráfico de influencias, una de las acusaciones que él considera más deleznables para un político en activo.

Así pues, la vuelta de Chaves a la Universidad de Córdoba, sin ocupar la plaza de la que es titular, a una actividad docente que ejerció brevemente y de la que ya ni se acuerda, es la forma que ha encontrado más adecuada para reivindicarse como líder que no ha acudido a la política para medrar y que es capaz de convertirse en una persona normal que aun sin la política tiene adónde ir. Y en dos o tres cursos, jubilado total.

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