Crónica levantisca

juan Manuel / marqués Perales

Sin gracia

HAY quien cuenta en los mentideros políticos que en el Partido Socialista están indignados con el presidente del Parlamento andaluz, Manuel Gracia. Mal haría el PSOE si no lo estuviera, porque la decisión de subir las dietas a los portavoces adjuntos de los tres partidos, pero, sobre todo, al propio presidente, resulta cada día más incomprensible. Es cierto que han rectificado, pero la explicación ha sido peor.

Los hechos. Los tres partidos, a petición del PP, deciden que a sus secretarios, José Muñoz, Rafael Salas y Alba Doblas, se les incremente la dieta de desplazamiento y manutención porque todos los días van al Parlamento. Uno, desde Lebrija; Doblas, desde Córdoba, y Salas viene a menudo desde Estepa. Criticable en la situación actual, pero subsanable mediante una rectificación. Ahora bien, ¿por qué se lo incrementa el presidente del Parlamento en 400 euros mensuales si vive en Sevilla y va en coche oficial? En sus explicaciones, Manuel Gracia ha alegado que hace un menor uso de este transporte pagado y que por eso necesita esos 400 euros: para la gasolina y las reparaciones de su coche habitual.

El argumento es, en principio, incomprensible; más tarde, se hace intolerable. Si Gracia posee, por su cargo, coche oficial y chófer, a qué viene sumar unas dietas por desplazamiento que, además, se ha aumentado hasta llegar a los 600 euros a la semana. Todo parece indicar que él, como es el presidente, debía de quedar un poco por arriba de los tres adjuntos.

En el PSOE están indignados. Como para no estarlo. La decisión del incremento no fue consultada con la dirección de los partidos. Ni Mario Jiménez, segundo del PSOE andaluz, ni José Antonio Griñán sabían nada; es más, el portavoz socialista, Francisco Álvarez de la Chica, sólo conocía lo de los portavoces y de aquella manera. Gracia, para intentar negar una información de este diario, ha asegurado que Griñán no le llamó para que rectificara. Es verdad: el presidente de la Junta, como secretario general del PSOE, dio "instrucciones" a otro para que se las trasladase a Manuel Gracia. Ayer tuvo que corregirlo de nuevo. Están indignados: nadie entiende por qué el presidente se incluyó en el listado de agraciados más allá del permiso que pueda darle su apellido.

Por lo general, los partidos, y en especial el propio, hacen sufrir a los presidentes de los parlamentos. En este caso, ha sido al revés. 400 euros no son para dimitir, vale, pero esto no es un problema de cantidad, sino de calidad.

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