Aparte del sentimiento compartido de que la guerra en Oriente Próximo es un horror -sentimiento que representa el mínimo común de decencia y compasión que nadie se atreve a discutir- , poco más se puede afirmar con rasgos de universalidad y creencia indiscutible. No recuerdo un conflicto bélico sobre el que haya más controversia y que suscite más iracundia, no ya entre los contendientes, sino en todo el mundo. Gente que no opina sobre prácticamente ningún asunto colectivo esgrime su propia opinión sobre Gaza, y la esgrime con tesón y fiereza. Como un arma arrojadiza.

No sé si esta implicación ideológica y sentimental procede de la proximidad estratégica y política de la zona, del componente religioso que aletea sobre esta guerra y que con tanta saña enfrenta a los hombres o de la convicción de que la guerra en Gaza contiene otras cuatro guerras, todas las guerras que se han sucedido allí, entre los mismos enemigos y con los mismos resultados: la victoria efímera de unos, la derrota y la desesperación de otros y la frustración colectiva de que nunca llegue la paz. Y sangre, sufrimiento, destrucción y muerte, siempre.

Sólo hay acuerdo en que mueren inocentes. Como en todas las guerras. Lo demás es o la impotencia de una comunidad internacional transida de intereses particulares, o la expresión de una buena voluntad inane (la ministra Chacón llamando a que israelíes y palestinos distingan entre combatientes y civiles, como si la esencia de esta guerra no fuera la imposibilidad de esa distinción, por un lado y por otro), o el alineamiento incondicional con uno de los dos bandos que niega cualquier razón al bando contrario y le hace, objetivamente, merecedor de todo lo malo que le suceda durante la batalla.

Unos sólo ven que el Estado de Israel se construyó sobre el expolio de la tierra palestina, que los palestinos han sido los auténticos perdedores de todas las guerras, incluso frente a sus "hermanos" árabes, que viven en la miseria en una patria ocupada o vigilada, que el Ejército judío tira bombas sobre escuelas y mezquitas y que Hamas ganó unas elecciones democráticas. Otros sólo blanden que Israel es el único país realmente democrático de Oriente Próximo, que los judíos hicieron prosperar un desierto, que luchan por su seguridad ante enemigos que se proponen expresamente destruirles, que Hamas lanza cohetes a sus poblaciones y que es una organización terrorista-fundamentalista que coloca escudos humanos ante los ataques judíos.

¿La verdad? ¿A quién le interesa la verdad? Únicamente importa indignarnos por los inocentes... por nuestros inocentes.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios