Tribuna libre

Pepe Marín

Guitarras que suenan como naciendo, dijo el granadino Luis Rosales

DECÍAMOS ayer, ¡perdón, la frase no es mía!, el pasado domingo que, a las primeras de cambio íbamos a dedicar atención a los guitarreros que en la actualidad existen en Jerez, los llamados académicamente lutiers, ya que en esta denominación están englobadas, según la RAE, cuantas personas construyen o reparan instrumentos musicales de cuerda ya sean violines, violas, violonchelos o guitarras, siendo estas las que decididamente interesan a este comentario, especialmente aquellas que han sido diseñadas y construidas para el acompañamiento al cante y al baile y cuyos creadores se decantan por un término más próximo al arte para el que fueron creadas: los guitarreros –así gustan ser llamados- han sido a lo largo de la historia legión, muchos de cuyos famosos nombres están reflejados en el Diccionario Enciclopédico Ilustrado del Flamenco junto a muchas de las grandes figuras que se han honrado en sacar de ellas los mejores acordes, trémolos, arpegios y compases.

Pero como los que fueron, fueron, hoy quisiera dedicar una especial atención a los guitarreros que existen en Jerez, unos nacidos en esta flamenca tierra y otros que, enamorados de su historia y de su arte, se han instalado en ella a fin de satisfacer la posible demanda existente de este instrumentp musical utilizado en las innumerables ocasiones que se presentan en los más diversos escenarios bien en locales cerrados llámense teatros, peñas flamencas, así como aquellos otros que suelen animar calles y plazas en las tradicionales zambombas cara a las de fiestas navideñas, Feria y otros varios acontecimientos.

Es necesario aclarar que no todos los llamados guitarreros lo son en su plenitud; es decir que, esta suele ser una segunda actividad ya que su principal sustento se encuentra en trabajos ajenos a la construcción y, sólo de manera alternativa dedican atención al verdadero trabajo de guitarrero alcanzando muy pocos el poder denominar sus trabajos con su propio nombre. En esta última parcela aparece el joven David Peña, con su registrada propia marca guitarrística cual es la de su conocida firma ‘Guitarra Peña Vargas’, construida en su propio taller sito en la flamenquísima plaza Santiago. En aquellas ocasiones que son propicias, desgraciadamente cada vez en menor número debido a la difícil situación por la que estamos atravesando, suele ejercer como guitarrista; la vecina peña ‘Tío José de Paula’ es testigo excepcional. El inglés Andrew Smith tiene como domicilio social de su empresa la calle Campana; Javier Mejías se asienta en Avda. Tío Pepe; Jesús Cabral reside en pintor Manuel Mayol Rubio; David Cosano alterna la guitarra con otros instrumentos de cuerda, por lo que es sin duda el que puede ser nombrado con mayor propiedad como lutier; Miguel Sánchez Guerra trabaja en barriada San José Obrero, en la misma en la que así mismo se asienta José Ureba; y según las noticias que me proporciona mi amigo, guitarrista de guitarristas, Manuel Lozano ‘El Carbonero’, el último –o uno de los últimos- en instalarse en Jerez, concretamente en la céntrica Plaza del Arenal, es Jorge de Zofía. Este es, a grandes trazos el cartel que conforman ocho hombres de edades varias dedicados a la construcción de guitarras, cada uno de ellos tratando de conseguir su propio sonido flamenco, siempre en la esperanza de que, con el correr del tiempo, los guitarristas profesionales que puedan pulsar las cuerdas de los trabajos realizados por los guitarreros jerezanos puedan sentirse orgullosos de los trabajos creados en Jerez, lo mismo por autóctonos que por foráneos, igualmente en toques de ritmo, compás o libres. acompañando lo mismo el cante que el baile.

Si la guitarra ha sido utilizada en la música de concierto por intérpretes de crédito mundial como un Andrés Segovia, un Regino Sainz de la Maza, Narciso Yepes o Joaquín Rodrigo –ahí está su Concierto de Aranjuez-, la guitarra que ha sido construida en Andalucía lo mismo en Cádiz, Sevilla, Granada, Málaga y la que hoy se construye en Jerez, como sigue apuntando Luis Rosales “si entendemos la música como combinación de melodía y armonía y como sucesión de sonidos modulados para recrear el oído –y algo más que el oído-, difícilmente podrá aportarse un instrumento más adecuado que la guitarra”. La guitarra flamenca, la que es creada desde el conocimiento y el sentimiento de sus artífices, es un esplendoroso instrumento, enriquecido por el virtuosismo de aquellos guitarristas que comparten la gloria del aplauso con sus creadores.

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