La colmena

Magdalena Trillo

mtrillo@grupojoly.com

Así hace Forbes el ridículo

Que la Universidad de Sevilla adelante a Granada tiene un titular; que Almería esté en el top invalida cualquier análisis

El CIS de Tezanos se queda corto ante el ranking de universidades de Forbes. No hay quien se lo crea. Arrasa la Universidad de Navarra, la del Opus, las madrileñas doblegan a las catalanas hasta el punto de que ni aparecen, se olvida de líderes indiscutibles en la investigación internacional como la de Granada y la Politécnica de Valencia, empodera a instituciones de segunda división (en Almería deben estar de fiesta) y se rinde ante centros que ni sabíamos que existían (¿la Isabel I de Castilla y la Católica de Ávila en el top?).

La revista Forbes se publica desde 1917 y se había ganado el prestigio a pulso ¡contando millones! Una pizca de rigor y mucho morbo. Desde su imponente rascacielos de la Quinta Avenida (todos los gigantes mediáticos tienen una torre desde la que exhibir su poder) lleva 30 años publicando la lista de las personas más ricas del mundo. Si el mexicano Carlos Slim sube o baja, si Amancio Ortega se mantiene con Inditex, si la mujer de Steve Jobs se cuela… Lo último que hemos sabido es cómo el lujo ha ganado posiciones en pandemia. El empresario francés Bernard Arnault, el de Louis Vuitton, acaba de desbancar del top a Jeff Bezos (Amazon) y Elon Musk ha escalado al tercer puesto gracias al desplome de bitcóin. Las cifras de sus emporios marean.

Especializada en economía y finanzas, la editorial norteamericana ha sabido buscarse un nicho de negocio y popularidad haciendo listas: las 100 mujeres más poderosas del mundo, las 100 mejores aerolíneas, los clubes deportivos más valiosos, la lista de Midas, los jóvenes mejor pagados de Hollywood… Hasta ahora, al menos en apariencia, no se había metido en ningún jardín. Su ranking con las 20 universidades españolas más reconocidas en 2021 es, sin embargo, todo un despropósito. Con lo incuestionable que es comparar cuentas corrientes, presenta una lista con sesgo ideológico y territorial en la que utiliza indicadores tan difíciles de medir como la "calidad del profesorado", la "experiencia" del alumno y la "modernidad" de la institución...

El caso andaluz roza el absurdo. Que la Universidad de Sevilla adelante a la de Granada tiene un titular; que Almería aparezca en el número 11 invalida cualquier análisis. Si comparamos con el rigor con que se publican los ranking de Shanghái, QS o SCImago, sorprende que casi el único indicador objetivo sea el precio ¡y ganan las más caras!

No existen las casualidades, más bien una pregunta: ¿quién lo paga?

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