CATAVINO DE PAPEL

Manuel Ríos Ruiz

El hambre, esa lacra mundial

RENE Mahe, periodista francés, ha dejado escrita una frase sumamente impactante para todo lector: "No podemos sentirnos felices mientras otros viven en la miseria". La reproducimos aquí ante el sobrecogedor hecho siguiente: la miseria y el hambre siguen siendo una de las mayores lacras del mundo, pese a los avances en este terreno con la puesta en marcha de de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, ahora hace diez años. Un organismo que ha conseguido que la comunidad internacional tome conciencia de tamaño problema humano.

En la última década se ha conseguido rebajar el número de personas que pasan hambre en la tierra, pero todavía se considera que actualmente existen 925 millones de hambrientos. Con el dato terrible de que en una parte del mapamundi, uno de cada cinco niños muere por falta de nutrición antes de cumplir los cuatro años, principalmente en países como Blangladesh, Congo, China, Etiopía, India, Pakistán, Indonesia… Es una realidad acongojante, increíble, pero cierta, a estas alturas de la civilización.

En el Evangelio de San Mateo, entre las bienaventuranzas, puede leerse: " Bienaventurados los que están hambrientos y sedientos de justicia porque serán hartos". Ojalá fuera así en este terrenal ámbito. Myriam García Abrisqueta, Presidenta de Manos Unidas, ha declarado en una entrevista periodística: "Erradicar el hambre es, sobre todo, una cuestión de voluntad, de compromiso y de sensibilización; de invertir en agricultura y de reformar las reglas del juego del comercio internacional; unas reglas injustas que hacen que los pobres del mundo, más de setenta y cinco por ciento, sean pequeño agricultores. Eso es lo que hay que hacer. Se trata de poner realmente en práctica los compromisos que se adquieren, que éstos no queden en un mero titular de prensa. Y en esto, la sociedad civil juega un papel fundamental. Deberían reclamar a los Gobiernos que se cumplan las promesas".

Apuntemos al respecto, que España destinó el pasado año un 0,56% del PIB a la ayuda humanitaria mundial. Mas con la crisis y los recortes presupuestarios, muchos países desarrollados aminoran ahora su contribución. Lo cual supone un retroceso en la línea económica que se venía alcanzando. Y lo que más nos extraña de la situación, es que en países como India y China, tan emergentes últimamente, vivan grupos de personas que sufren hambre.

Al clásico Marcial, le atribuye Gracián, en "Agudeza y arte del ingenio", los siguientes versos: "Siempre, Emiliano serás/ pobre, si ya pobre fueres,/ que no se dan haberes,/ sino a los que tienen más". Si esto es verdad desde el devenir de los siglos, esperemos que llegue el instante en el que ya no lo sea, y sí sea la señal de la desaparición del hambre en este soñado paraíso terrenal.

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