Entre paréntesis

Rafael Navas

rnavas@diariodejerez.com

Sé lo que hicísteis el penúltimo verano

Estamos viviendo una semana de contradicciones. El martes, Jerez se abrió al mundo con el preestreno de una película, 'El verano que vivimos'. Y el viernes, la ciudad se cerró por la pandemia. Qué diferente habría sido esa presentación mundial de la película de Carlos Sedes de no estar viviéndose esta situación. Cuánto habría brillado esa alfombra roja y cuánto brillaría Jerez en la película de poder verse en las salas de cine con normalidad. Quién iba a pensarlo cuando, el mes de agosto del año pasado, el equipo de producción aterrizó en Jerez para el rodaje. Qué tiempos aquellos, ¿verdad? Nadie podía pensar entonces lo que se venía encima y ahora el recuerdo de aquellos días de rodaje en las viñas, en la Porvera, en tabancos y en tantos otros rincones de Jerez parecen como un sueño.

'El verano que vivimos' nos habla del tiempo, de recuerdos y de amor. De un tiempo que ya no volverá. Y por eso no puede ser más de actualidad. Tal vez aquel verano de 2019 en el que el glamour del cine se enamoró del encanto de Jerez (también escenario de la serie 'La Templanza' basada en la novela homónima de María Dueñas) fue el último verano 'normal' que recordaremos en mucho tiempo porque todo el mundo repite y repite que ya nada volverá a ser igual desde la pandemia. Ojalá no sea así o si se produce un cambio, que sea para mejor.

Por ejemplo, que los jerezanos valoremos más y mejor lo que tenemos, como hacen quienes nos visitan para rodar una película o para pasar un fin de semana. El cierre perimetral de la ciudad decretado por la Junta permite los desplazamientos dentro del término municipal y, con independencia de que hay personas que prefieren quedarse en casa, quienes deseen salir siguen teniendo mucho que ver y hacer porque Jerez tiene grandes atractivos que ya quisieran en muchas partes. Nos lo ha recordado desde el primer día del cierre el Clúster Turístico Destino Jerez, que ha puesto en marcha una campaña de 'turismo interior' para los jerezanos en estos tiempos de consumo doméstico.

Bien se podría decir, como sucede en 'El verano que vivimos', que quizá acabemos abriendo los ojos de una vez y valoremos lo nuestro, con sus virtudes y defectos, porque muchas veces -como cuando vivíamos sin pandemia- no nos damos cuenta de lo que tenemos hasta que lo perdemos.

El tiempo que se recoge en la película tampoco fue fácil porque a lo largo de la historia los 'virus' han ido adoptando toda clase de formas de penalidades, pero hasta en los malos momentos existen personas e historias que merece la pena recordar. Ojalá que, ahora o más adelante, muchas personas puedan disfrutar viendo ese Jerez de cine con el que soñamos y que haya más alfombras rojas para las estrellas del cine y para quienes vengan a invertir convencidos de que en esta ciudad, además de aparecer preciosa en las películas, existe una gran historia y, sobre todo, un gran potencial humano.

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