ME faltó poco para poder decirles que, al menos, una cofradía pasó por delante de mi palco, pero cuando más felices me las prometía, cuando la tenía al alcance de los dedos, La Redención giró a la derecha y se fue para San Juan de Letrán. Me quedé con la miel en los labios pero fue por poco tiempo, porque el agua que me chorreaba cabeza abajo acabó diluyéndola en mis labios.

Lo de ayer, para los 'palqueros' como servidor, fue un día triste. Yo y mi esposa hemos perdido contacto con los vecinos de la derecha, que vienen desde Valladolid y son gente educada y respetuosa. Eso sí, siguen sin entender por qué los jerezanos aplaudimos determinadas acciones costaleras. Para mí que se creen que los pasos salen con ruedas como en su tierra. Mañana, si Dios quiere, les sacaré la conversación.

Volviendo a la jornada, que me despisto... Lo primero que debemos tener claro es que la meteorología es impredecible y, como dijo el famoso meteorólogo cofrade, "el Golfo de Cádiz es muy golfo". En teoría, (no sé qué pasara esta madrugada, es decir, anoche para ustedes) pero ayer se rumoreaba que todo lo que estaba previsto que cayera durante la Noche de Jesús precipitó horas antes.

No hay peros que poner a la labor de las hermandades. Las dos primeras, Redención y Vera Cruz son, obviamente, las que más riesgo corren pues deben tomar una decisión cuanto antes, una decisión que, como se comprobó ayer, puede variar en función de minutos.

Las restantes fueron consecuentes con los partes y con gran dolor de su corazón se quedaron en sus sedes canónicas. Ni que decir tiene que a todos los cofrades se nos encoge la mismísima alma cuando nos encontramos con estas decisiones, con esas horas difíciles en las que hay que adoptar una postura.

Al final, nos quedamos por segundo año sin un Jueves Santo de forma consecutiva, algo que es duro pero soportable por muy cofrade que sea uno. Lo que no es lógico, es que nos caigan estas mantas de agua en un periodo que se calificaba de sequía. Pido al gafe que cierre el grifo. Y que en Semana Santa se vaya a Conil... a comer atún.