Tribuna Libre

EVARISTO BABÉ

Presidente de Fedejerez

Sobre huelgas y victorias pírricas

A estas alturas del siglo XXI pocas personas pueden seriamente pensar que la conflictividad laboral afecta solo a los trabajadores y a las empresas directamente implicadas.

Hoy en día, las noticias y la información, tanto veraz como falsa, que circula por internet y redes sociales se propaga mucho más lejos y circula a mucha más velocidad de lo que sucedía cuando solo llegaban por los periódicos en papel y medios de comunicación audiovisual. Ello tiene, entre otras consecuencias, una muy clara: que la interpretación de los hechos por parte de quienes reciben tales informaciones es también mucho más rápida y sencilla de la que se requería en el pasado para entender el verdadero alcance del contenido de las noticias y formarse una opinión propia y fundada al respecto. Asociar una ciudad, un entorno o un sector empresarial a conflictividad laboral es muy fácil. No hacen faltan profundos análisis por parte de los lectores para sacar conclusiones. Basta con la percepción de que así sea.

Esto, especialmente, no se debe olvidar en una ciudad como Jerez –y su entorno- que tanto ha sufrido, en los últimos cuarenta o cincuenta años, con una desgraciadísima destrucción de empleos y una insuficiente fuerza de atracción para captar nuevas inversiones industriales generadoras de riqueza y bienestar para todos. No hace falta ser muy listo para darse cuenta del riesgo de deslocalización de determinadas producciones, lo cual sería verdaderamente lamentable para este sector y para esta ciudad en particular.

Está claro que el derecho de huelga es un derecho subjetivo fundamental de los trabajadores, constitucionalmente reconocido y que debe ser respetado, pero también lo es el que debe ser responsablemente ejercido. A veces, se convocan huelgas por razones ocultas y no estrictamente laborales en las que participan muchos trabajadores bienintencionados que llevan a que, cuando se ponen en la balanza lo pretendido con lo conseguido, se haga evidente un absoluto desequilibrio. En una gran mayoría de casos, una verdadera victoria pírrica, aunque algunos pretendanvender” otra cosa…

La seguridad jurídica y la paz social son factores fundamentales no ya para atraer nuevas inversiones sino, sobre todo, para evitar, al menos, que se vayan las que ya existen. Luego será tarde para lamentarlo, tal y como la historia nos muestra que ha sucedido en determinadas zonas geográficas industriales de Europa donde las empresas siderúrgicas, de astilleros, minería, fabricación de coches, de electrodomésticos, etc. habían sido auténticos referentes y modelos de generación de riqueza para sus respectivas poblaciones y las de su entorno, pero que hoy en día, por unas u otras razones, han prácticamente desaparecido.

Estamos siendo testigos estas últimas semanas de una perniciosa huelga en una de las bodegas del Marco de Jerez que, casualmente, es la bodega que más empleo ha creado en el sector en los últimos años. De una bodega en la que el salario medio de un trabajador de su Departamento de Producción es superior al que tiene un trabajador de su misma categoría profesional en el País Vasco (que ha sido, desde hace muchos años, referente de región con salarios más altos de España), Y, en todo caso, por encima del Convenio.

Es lamentable que haya en Jerez quienes sigan sin darse cuenta de las nefastas consecuencias que para el empleo tienen determinadas movilizaciones que -¡oh paradojas del lenguaje!- comportan justo lo contrario: paralizaciones que acaban convirtiéndose, en la mayoría de los casos, en victorias pírricas.

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