¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
La despedida de don Amadeo
Gafas de cerca
Dicen que el sentido común es el menos común de los sentidos, y supongo que bajo de esa exitosa frase yace la certeza de que, salvo lesión, los cinco sentidos naturales sí son del todo comunes, por nuestra condición animal. El sentido común es sesera, prudencia, juicio, y no deja de ser una convención, o sea un acuerdo general sobre qué es razonable o no lo es. Mirado de otra forma, se trata de discernir entre lo importante y lo accesorio al analizar y juzgar situaciones. Quien carece de sentido común es, en pura teoría, un insensato. O un verso suelto. Otros prefieren autodenominarse “persona crítica”.
A diario, entre la radio, el móvil, la tele o el periódico que podemos estar leyendo o sólo ojeando y hojeando, mirando o sólo viendo, escuchando o sólo oyendo, todo sucesiva y simultáneamente en cualquier desayuno o cena, se produce una gran ensalada mental que puede perturbar el buen juicio, y este es sin duda uno de los peligros del prodigio que obra internet y su consustancial sobreinformación, de forma que nos vemos arrastrados por corrientes de pequeñas cosas, mientras que otras más importantes para nuestro presente y futuro quedan orilladas y estancadas.
Esta mañana, la de ayer lunes, en una cadena se habla sobre los pros y los contras de eliminar la gratuidad en los museos andaluces, una medida con pegada e interés ideológico sobre la política cultural. No tengo opinión clara sobre el asunto (he leído aquí a compañeros como Manuel Gregorio y Carmen Camacho opinar con tan fundamentado como dispar criterio). Las cifras de recaudación extra por hacer pagar en vez de mostrar el DNI no me parecen importantes, lamentablemente. En ese mismo magazine de radio, se pasa a debatir sobre la tasa turística que enfrenta a hermanos peperos de la Junta y de las grandes alcaldías, engordadas hasta el alto colesterol por el atiborre de visitantes. Se dirime ahí una cantidad mayor.
Pero, si atendemos al sentido común, otra noticia que engullo con café es no pocos millones más importante que esas dos: Hacienda ha sido condenada a devolver 9.000 kilos por distintas medidas fiscales de urgencia que tomó el Gobierno de Rajoy en los años posteriores a la crisis de ladrillo y las cajas, con un Estado –y un Presupuesto– en el alambre y una seria amenaza de intervención exterior. Pero esa noticia cotiza menos que el chachachá. Comparemos con cierta demagogia técnica, aunque los datos son reales: 9.000 millones es casi 18 veces el presupuesto de la Consejería de Cultura, Turismo y Deportes de la Junta de Andalucía de 2023.
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