¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

Otro intelectual de izquierdas

Pérez Tapias pierde el foco mediático que le proporcionaba su condición de Pepito Grillo del socialismo español

Como aquellos profetas andrajosos y alucinados que solían abroncar a los reyezuelos de Israel cuando se vestían y perfumaban como rameras de Babilonia, José Antonio Pérez Tapias ha sido durante mucho tiempo el guardián de la ortodoxia izquierdista del PSOE. Pero todo tiene un fin, y el también decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada ha decidido pedir su baja del Partido Socialista comandado por Pedro Sánchez, quien lo usaba como pámpano con el que tapar su precariedad intelectual e ideológica. Cada día que pasa queda más claro que el actual secretario general del PSOE no ganó las primarias del pasado 21 de mayo, sino que fue Susana Díaz quien las perdió de forma estrepitosa. De alguna manera, lo que ocurrió aquél aciago domingo fue una reacción alérgica a la dirigente andaluza y esto debería quedar claro para las futuras escaramuzas en la calle Ferraz.

Pérez Tapias se va del PSOE, lo cual no es más que la repetición de una vieja historia, la del izquierdista que abandona un partido socialdemócrata por la tibieza y el pactismo de sus dirigentes. Sin embargo, llama la atención que este ideólogo y teólogo justifique su espantá, entre otros asuntos, por el apoyo de Sánchez al 155 y su marcha atrás en aquello que se llamó (pero no se explicó) la España plurinacional. Una vez más, nos damos de bruces con un enigma inescrutable: la extraña fascinación de la izquierda española por el supremacismo folclórico de vascos y catalanes.

La salida de Pérez Tapias es un claro golpe para Sánchez, no por los cálculos electorales, ya que el tirón popular del profesor granadino es escaso (por ponernos finos), sino porque complica aún más el endeble liderazgo de un secretario general que a muy pocos ya convence ideológica y estratégicamente. Pero el propio Pérez Tapias también se da un tiro en el pie. Como mucho, ahora podrá sumarse al nutrido grupo de profesores universitarios que cantan sus romanzas en el entorno de Podemos; o dedicarse a escribir artículos para politólogos sobre la vigencia de republicanismo y otros asuntos de apasionante temática. En cualquier caso, ya no disfrutará de ese foco mediático que le proporcionaba su condición de Pepito Grillo del socialismo. Ahora es un ideólogo de izquierda más. Y son legión.

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