JEREZ íNTIMO

Marco A. Velo

Jerez: libros, Luis Cruz, Bonald y San Pedro

Alfa: Parece que, de bóbilis bóbilis y de entre las depredadoras prisas que la cotidianidad nos impone, he rescatado ahora -al arrullo y al abrigo de la cuarentena- mi voracidad lectora. Me estoy dando un homenaje de letra impresa. No doy palique al teléfono móvil -ese compañero ora sumiso ora indómito- porque el celular -el mío y el tuyo, preclaro lector- sufre de sobresaturación. Dejémosle reposar como merece: con siesta de pijama y orinal incluidos. Impasse para el nomadismo y turno para las insurrectas horas de los libros. Con himno musical de Aute. Leer es -me reafirmo antes y ahora- una anagnórisis, una sacudida, un masaje en la sesera. Una catarsis.

Beta: Caballero Bonald publicó en 1954 la obra ‘Memorias de poco tiempo’: es decir: el deje nerudiano de la adjetivación y el encabalgamiento como signo de tensión. Releo algunos de sus versos que parecen describir el presente: “Ahora te escribo encima de una piedra./ Oigo a España debajo de mi mano/ y en lo hondo, allá lejos,/ hacia el confín más turbio de la historia,/ tu país, que es mío, suena/ igual que un ala que golpea el mar,/ y más profundo aún, entre las cavidades/ de la tierra materna, en el recinto/ de las navegaciones de los sueños/ persiste la ceniza fecunda de tu vida,/ lo que fue tu silencio y ya es un grito/ bogando en la espesura tenaz de la esperanza”.

Gamma: El WhatsApp se ha convertido en una moderna herramienta de comunicación. Quizá la más personal y menos aparente. Luis Cruz de Sola, que es cofrade de cuerpo entero, me hace llegar vía WhatsApp una serie de artículos temáticos cuyos textos viene publicando durante las últimas semanas en el digital Cofrademanía. Luis, leído lo leído, debería ahora taquigrafiar el punto y seguido. Y no cesar de aporrear el teclado del ordenador. A sus pies, vuecencia. Artículos cum laude. Verdades como puños, verdades a manojos, verdades del barquero calzado con sandalias de siete leguas en el ancho bagaje del mundo, del submundo y del trasmundo de las cofradías. El catón.

No opinión sino narración -al dedillo- de la incontestable y empecinada realidad. Valiente como un Evangelio de carne y hueso. Coscorrones en negro sobre blanco -la letra con sangre entra- para abrazafarolas y mercachifles. Los puntos sobre las íes. El dardo en la palabra. El dedo en la llaga. El bálsamo deFierabrás. La purga de Benito. Las no ficción por su nombre. Al pan, pan; y al vino, vino. Las cosas claras y el chocolate espeso. Blanco y en botella. Sí, Luis. In God is our trust.

Tus párrafos son duty free (shop). A nada permaneces atado. No es tu voluntad esclava de ningún servilismo, de ningún clientelismo. Prosigue tal cual. Hablando en plata. Hablando con propiedad. Sin trampas ni cartón. Sin gato encerrado. Sin medias tintas. Sin escurrir el bulto. Sin mirar de soslayo a la galería. Sin despedirte a la francesa. Sin hacer mutis por el foro. Sin dar gato por liebre. Sin andarte con pares y nones. Sacando pecho a portagayola. Sin miedos al qué dirán.

Sin titubeos. Sin menudeos. Sin regodeos. Sin salir por peteneras. Sin salir por las de Villadiego. Sin salir por la tangente. Sin salir por la calle de en medio. Sin soltar el hilo de Penélope. Sin soltar el hilo de la cometa. Sin soltar el hilo del pabilo. Sin andarte con chiquitas. Sin usar la boca pequeña. Las cofradías necesitan lavanda y no parranda -de simplismos con fisiología de cuestión de Estado-. Yo, así lo juro y así lo creo, seguiré leyéndote. No hay más preguntas, señoría.

Delta: Ha fallecido Manuel Rodríguez Porrúa. Cuando me asalta el estruendo emocional esta columna periodística ya estaba agigantada de parágrafos. En mi débito queda pendiente su necrológica. ¡Qué sola, hoy, la soledad de la calle Doctrina! ¿San Pedro hace sonar sus llaves?

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