La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Del jerinac a Halloween

No me fatigaré escribiendo sobre la sustitución de Todos los Santos por Halloween

En parte por esquivar la denominación de origen y en parte por la manía del franquismo autárquico de españolizarlo todo, se convocó en 1950 un concurso surrealista para encontrar un nuevo nombre para el coñac de Jerez. Teníamos esta castellanización del francés y brandy, pero era necesario hallar una palabra española porque la primera era un galicismo y la segunda de origen holandés. Un jurado, en el entre otros figuraban Pemán y el filólogo Julio Casares, eligió jeriñac, sustituyéndose la ñ por la n para no tener problemas en el extranjero. Tras una general rechifla y un aluvión de chistes la palabreja quedó olvidada. Tuvo gran éxito este chiste pelín escatológico que copio literalmente de un diario de la época: "En un café un señor llama al camarero. -¿Qué desea el señor? -Jerinac. -Segunda puerta a la derecha, señor".

El 16 de mayo de 1940 una orden ministerial había prohibido "el empleo de vocablos genéricos extranjeros como denominaciones de establecimientos o servicios de recreo, mercantiles, industriales, de hospedaje, de alimentación, profesionales o espectáculos" para erradicar "la presencia de modas con apariencia de vasallaje o subordinación colonial". El 24 de abril de 1941 otra orden prohibía "la proyección cinematográfica en otro idioma que no sea el español". Se intentó erradicar las palabras vermut, debut, gol, fútbol, sketch, vedette, film, varietés, cocktail o barman; se castellanizaron los nombres de personajes de novelas y películas (¿recuerdan la Melita de Lo que el viento se llevó?) o de autores (Carlos Dickens, Manuel Kant, Guillermo Shakespeare, Roberto Luis Stevenson). Y se añadieron los surrealistas intentos políticamente correctos de convertir la ensaladilla rusa en ensaladilla imperial o nacional, las montañas rusas en montañas suizas, el filete ruso en filete alemán o Caperucita roja en Caperucita encarnada. En esa apoteosis, cuando se estrenó Camille, la versión de La dama de las camelias de Greta Garbo, a un gobernador civil no le bastó que aquí se llamara Margarita Gautier, proponiendo que se titulara Margarita Gutiérrez.

Las imposiciones en cuestiones de lengua y costumbres nunca han funcionado. Y a menudo han sido grotescas. Por eso no me fatigaré escribiendo sobre la sustitución de Todos los Santos por Halloween. "Es inútil toda polémica si no hay esperanza de que resulte provechosa" escribió Juan Luis Vives.

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