SEGUNDO día y la cosa por el cielo siguió igual, tal vez con un tiempo un poco mas desapacible pero al menos se fue salvando la jornada. Los palcos, con buena presencia en un día que no es precisamente de los más concurridos, aunque San Marcos y la Cena marcan la excepción.

La primera en pasar fue por segundo año La Paz, con un cortejo ordenado que lo alegra más a la vista, más numeroso y con detalles como el palio de respeto tras la cruz de guía porque ésta lleva una reliquia de la cruz de Cristo. Seria y con una identidad de barrio que se quiere reforzar sin complejo. Es la hermosa realidad que vimos ayer con dos pasos andando de frente sin más alardes.

Pocas pegas se le pueden poner a La Cena. Por los palcos pasó con un cortejo muy unido y a la vez numeroso pese a los temores que había en la hermandad por las consecuencias de la crisis. Del misterio poco mas se puede decir salvo que fue arriba desde que pisó el palquillo levantando de sus sillas al personal, algo que en Jerez consiguen muy pocos pasos. Maravillosa la Paz, con su acostumbrado arreglo floral de clavel a la antigua usanza y sin alardes.

Entre tanto siguió pasando la Candelaria con muchos hermanos en un lucido cortejo. Tal vez demasiados monaguillos correteando. Pasadas las ocho de la tarde todos conteniendo la respiración sin querer mirar lo que pasaba por encima. Está bien lo de las representaciones pero pareció excesiva la que llevó ante las Misericordias con más guardias civiles que en Úbeda.

La Viga fue cerrado la tarde por los palcos. Casi cayendo la noche, se vio venir crucificado de la Catedral sobre el pedregoso monte en el que no faltaron los cardos que tanto le gustaba al don Rafael. También mas lucido el cortejo y por cierto un cuerpo de acólito ante el Cristo muy solemne. El Socorro nos pareció totalmente entonada con una hermandad que está asentando unas solidas bases.

Y la severidad de capuces negros ante Amor y Sacrificio dijo adiós al lunes en los palcos dejando en el aire esa otra forma de entender la estética cofrade. Para terminar de 'empatar' la cosa, la lluvia se invitó a las recogidas. Lo dicho, una jornada 'completa'.