Entre paréntesis

Rafael Navas

rnavas@diariodejerez.com

La lección de Corredera

Dos no se pelean si uno no quiere. Por fin esta semana se han sentado Junta de Andalucía y Ayuntamiento de Jerez con ganas de arreglar el asunto de las obras del eje Corredera-Esteve, sin posar siquiera para la foto, lo que es buena señal. Es posible que todo haya sido consecuencia del último auto judicial que desestimaba la petición municipal de suspensión cautelar de la orden de paralización de la Junta. Pero, ¿qué más da por qué haya sido? El gran problema desde el principio en este enfrentamiento ha sido tratar de demostrar quién lleva la razón. En otras palabras, el orgullo. Porque mala fe no puede haber en algo que afecta a tantas y tantas personas que viven del comercio y quienes acuden a él cada día. Más en estos tiempos de pandemia, ya duros de por sí.

Así que sólo cabe felicitarse por este importante avance en el que sin duda ha sido uno de los asuntos más espinosos desde que se inició el actual mandato tanto del PSOE en el Ayuntamiento de Jerez como del PP en la Junta, recordando aquellos casos que enfrentaban constantemente a ambas instituciones en otros tiempos.

Ahora bien, la pregunta que cabe hacerse es: ¿De qué ha servido todo este enfrentamiento? ¿Quién va a compensar las enormes pérdidas que se podrían haber evitado de haberse llegado a un acuerdo hace nueve meses? Probablemente, si preguntamos a los protagonistas, cada uno echará la culpa de lo ocurrido al otro e interpretará la ley a su antojo para escurrir el bulto. Pero lo que no podrán ocultar es su fracaso como gestores públicos. Porque aunque esto se solucione finalmente y se diga aquello de "pelillos a la mar", los políticos que ahora van a dejar el tema en manos de los técnicos (a buenas horas) se han retratado con estas obras.

Un proyecto el de Corredera-Esteve en el que, en ocasiones, han sobrado acusaciones subidas de tono y que ha sido una especie de laboratorio o probeta para experimentar el alcance que tiene la guerra PSOE-PP a nivel de Jerez y cuyos resultados para los ciudadanos, convertidos en víctimas colaterales al decir del lenguaje bélico, han sido realmente desastrosos. Porque ya podemos adelantar que de esta guerra no van a salir victoriosos, a los ojos de los ciudadanos, ni socialistas ni populares. Pase lo que pase, y esperemos que se entierre el hacha de guerra ya, en este conflicto no va a haber ni vencedores ni vencidos y, en todo caso, acabará pasando factura por igual a las siglas que han estado involucradas.

Esperemos que lo ocurrido sirva, al menos para que la historia no se repita y que cuando se produzcan las legítimas y a veces hasta necesarias discrepancias en cualquier otro proyecto para la ciudad, en lugar de ir al enfrentamiento dialéctico estéril, la política deje paso a los técnicos que sepan de leyes y de ingeniería, que tienen puestos de trabajo que no dependen de que triunfen unas siglas.

La lección de Corredera debería estudiarse en el futuro como el ejemplo de lo que no se debe hacer.

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