La tribuna

juan Requejo Liberal

El litoral andaluz contraataca

HACE ya casi doce años publiqué un artículo titulado Una opa sobre el litoral andaluz en el que advertía sobre las negativas consecuencias de la oleada de promociones de segunda residencia en el litoral andaluz. La Junta de Andalucía promueve un plan de protección de este espacio que puede ser decisivo para invertir la dinámica depredadora de las últimas décadas. Si se mantiene fiel a sus propósitos iniciales, este rescate ahuyentará la mayor amenaza sobre una de las joyas patrimoniales de los andaluces. El litoral vivo es un valor intrínseco, pero además es un soporte potencial de medios de vida para centenares de miles de personas.

Durante años el imperio inmobiliario impuso su cultura hasta en los lugares más recónditos del paisaje costero. Una parte minoritaria de las nuevas viviendas han sido ocupadas por nuevos hogares de andaluces, otra por nuevos residentes que acuden atraídos por el buen clima, pero la mayor parte de las viviendas construidas tienen una función de uso turístico temporal.

Hoy el parque de viviendas no principales de las provincias litorales andaluzas alcanza ya una cifra superior al millón de unidades. En torno a cuatro millones de personas se alojan en verano, en los momentos de máxima ocupación. En los días-punta, con todos los hoteles llenos, únicamente 200.000 turistas estarán alojados en hoteles litorales. Sinceramente, el problema de saturación no lo provocan los hoteles.

A esta situación se ha llegado tras décadas de políticas locales y regionales limitadas por una visión de corto plazo. Una aplastante mayoría de los gobernantes locales no pudieron resistir la tentación de la riqueza fulgurante, pretendiendo con el desarrollo urbanístico servir a sus electores. En otros casos las motivaciones fueron menos altruistas. Han sido años en los que era comprometido mantener posiciones distintas a las hegemónicas, en un panorama social, económico y político tomado por las posiciones del imperio inmobiliario.

No en todos los sitios ha sido igual. Conil ha sido un caso singular. El Ayuntamiento, con apoyo de su electorado, desclasificó tres millones de metros cuadrados de suelo urbanizable en Roche, junto al mar, y protegió las playas de Castil Novo. En paralelo, se ha favorecido la implantación de 5.000 plazas hoteleras que contribuyen a mantener el empleo profesional, no sólo durante el periodo estival, sino en otoño y primavera. Pero a pesar de estos méritos, también aquí predomina el alojamiento en viviendas en los momentos punta.

El panorama de ciudades-fantasma invernales debe ser sustituido por un paisaje de actividad primaveral y otoñal en el que miles de andaluces dispongan de empleos estables y de calidad atendiendo a centenares de miles de turistas que ocupan hoteles y también, por qué no, viviendas con buenos servicios garantizados. Turistas que consumen gastronomía local y practican todo tipo de actividades guiadas por profesionales.

Por eso es tan importante la protección frente al riesgo dormido de la urbanización colmatante. No necesitamos más viviendas con uno o dos meses de ocupación al año. Necesitamos mantener el atractivo turístico de este espacio singular, mejorar y ampliar su planta hotelera en los segmentos de mayor nivel y multiplicar las iniciativas que enriquecen la oferta de actividades para elevar el gasto medio diario de nuestros visitantes y proporcionarles una experiencia divertida y emocionante.

La política turística debe poner en marcha instrumentos que aprovechen los efectos paliativos sobre el territorio que aporta este Plan de Protección del Corredor Litoral. Los hoteles y otros establecimientos orientados a la prestación de servicios al turista deben encontrar facilidades que compensen la potentísima capacidad de la promoción inmobiliaria de imponer su lógica y sus intereses.

El estallido de la burbuja inmobiliaria y la crisis estructural del modelo económico español han congelado cientos de operaciones urbanísticas que pretendían incorporar cientos de miles de viviendas adicionales al ofertón de alojamiento veraniego y para residentes climáticos. El litoral andaluz ha aprovechado esta tregua para recuperar posiciones frente a la opa. Los valores naturales y paisajísticos van a gozar de una nueva oportunidad para protagonizar el futuro. El litoral andaluz le ha demostrado a la sociedad andaluza que, aunque sea posible colmatar el litoral con urbanizaciones, no es deseable, ni conveniente. Pero no habrá consolidación patrimonial si este contraataque no va acompañado de una revalorización de su atractivo turístico, basado en naturaleza, cultura y paisaje, y de su activación como soporte de miles de empleos profesionales que hagan sostenible nuestro medio de vida.

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