PARECE que las televisiones públicas han querido copiar el modelo de alguna privada para captar audiencia, pero es obvio que no han sabido escoger protagonistas. Han visto que en la privada que más se ve, la audiencia sube como la espuma cuando un grupo se pone a gritarse, insultarse, amenazarse con querellas o tirarse vasos y cosas, y han querido copiar el modelo. Lo han hecho desde el congreso de los diputados y desde el parlamento andaluz, pero ¡vaya cosa más aburrida! No son más tristes porque no pueden. Eso sí, decirse, se han dicho de todo y se han tirado los trastos todo lo que han podido, pero hay que ser masoquista para ver uno de esos programas enteros. Joé, me dice mi amigo que no es un programa, sino el debate de la nación y el del estado de Andalucía. Ahora me explico la tristeza que hay en el ambiente. Con estos representantes, como para estar contentos.

Claro que motivos de alegría hay pocos. Preacordado ya el cierre de la Escuela de Relaciones Laborales, llega la crisis a los vecinos de la puerta de al lado, los de Qualytel, y a pocos metros, los de Garvey. ¿Será algo contagioso los que les ha entrado a algunos empresarios para en lugar de dedicarse a crear empleo y riqueza hacer justo lo contrario? El tratamiento lo debe poner la justicia obligando a cada uno, trabajadores y empresarios, a cumplir sus obligaciones y asumir sus responsabilidades.

Hablando de responsabilidades, ayer supimos por el Diario que la deuda del Ayuntamiento es de más de 159 mil millones de las antiguas pesetas. O lo que es lo mismo, de 759.829 por jerezano y jerezana. ¡La leche! ¿Y eso como se paga? Encima nos dicen que los ingresos de los próximos 3 años ya están medio fundidos. Mi amigo no entiende como los dos portavoces del gobierno que dieron la información no salieron corriendo con destino desconocido nada más contar la noticia. Si alguna vez fue necesario que todos los representantes de los jerezanos dejasen al lado sus diatribas y aunaran esfuerzos, y sobretodo ideas, para sacar a Jerez del boquete, no lo duden… ¡ha llegado la hora!