La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Su luz brilla en las tinieblas

No sin sacrificio, don Juan José Asenjo ha querido celebrar la Epifanía a los pies del Gran Poder

Don Juan José Asenjo preside hoy, por última vez como arzobispo de Sevilla, la Función Principal de Instituto del Gran Poder. Hermano por devoción, no por cortesía como tantas veces sucede, ha señalado en varias ocasiones esta hermandad como ejemplo. Con motivo de los actos conmemorativos del cuarto centenario de la hechura del Señor dijo: "Celebro que las hermandades señeras busquen fórmulas imaginativas originales que marquen el estilo de lo que deben ser estas celebraciones… Su marcha a los barrios va a ser un aldabonazo para estos lugares y para las hermandades, que van a tomar buena nota de formas nuevas de celebrar estos acontecimientos". Don Juan José sabe quién es el Gran Poder, qué representa, qué devoción suscita, qué culto recibe, cuántas almas atrae y cuántos corazones sana. Por eso lo designó para presidir el Jubileo de las Hermandades en el Año de la Misericordia. Por eso hoy, no sin sacrificio dados sus padecimientos, no ha querido dejar de celebrar la Epifanía a los pies del Señor de Sevilla.

Escribió San Ireneo de Lyon: "Nadie verá a Dios y seguirá viviendo, porque el Padre es inasequible; pero su amor, su bondad hacia los hombres y su omnipotencia llegan hasta conceder a los que lo aman el privilegio de ver a Dios". Por eso se encarnó. Por eso, tras su ascensión, se esculpió y pintó su imagen para que todas las generaciones guarden memoria del prodigio de Dios encarnado a imagen y semejanza del hombre que creó a imagen y semejanza suya.

De entre todas las representaciones mayores de Cristo -iconos, crucificado de Velázquez, Trinidad con forma de Piedad del Greco- tenemos en Sevilla la que de forma más conmovedora y comprensible a todos hace visibles los complejos misterios de la encarnación, predicación, pasión, muerte y resurrección de Jesús Nazareno. En el Gran Poder resplandece el Evangelio de Juan -"la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad"- y a la vez está inscrito el canto de Isaías: "Varón de dolores, experimentado en quebrantos… Llevó nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, herido de Dios y abatido".

Cómo en una misma imagen se unen victoria y derrota, fuerza y debilidad, gloria y dolor es el milagro del Gran Poder ante quien Sevilla, con su arzobispo al frente, celebra hoy la Epifanía.

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