La maldición de los tiburones

La guerra de Ucrania ha llevado a Netflix a abandonar Rusia y a perder 700.000 abonados

Quizás por haber sucedido por primera vez en once años, la caída en abonados de Netflix durante el primer trimestre del año ha provocado un terremoto de comentarios y una debacle del valor de la empresa californiana, que se redujo a una tercera parte del que tenía. La guerra de Ucrania ha llevado a Netflix a abandonar Rusia y a perder 700.000 abonados; la crisis económica afecta a las fórmulas de pago más que a las gratuitas; ha aumentado la competencia y en consecuencia toca menos parte del mismo pastel; y el catálogo que ofrece Netflix se ha visto reducido porque quienes antes eran sus proveedores, son ahora competidores con sus propias plataformas. Además, no conviene olvidar otras realidades. Netflix con 221 millones de abonados continúa siendo líder destacada frente a Disney+ y Amazon, en abonados, ingresos y beneficios. En un trimestre nefasto para ellos, Netflix obtuvo en los tres primeros meses de este año un beneficio neto de 1.480 millones de euros, es decir 5 veces más que lo que logran Atresmedia y Mediaset, los dos grupos más rentables de Europa juntas en todo un año.

Pero habrá consecuencias. Porque Netflix como cualquier compañía que opera en el mercado bursátil está obligada a mejorar siempre sus resultados. Como los tiburones, no pueden descansar. De ahí que habrá mayores controles sobre la política de contraseñas compartidas; pagaremos más por lo mismo y se generalizarán los planes de suscripción más baratos, pero con anuncios. El mayor error de las plataformas de pago siempre ha sido menospreciar la fortaleza de la televisión en abierto, basada en su dominio en los temas de actualidad y el directo. Ahora que han entendido que su negocio exige grandes inversiones para lograr beneficios pequeños; justo lo contrario de lo que ocurre en la televisión en abierto; y puesto que no pueden bajar sus niveles de costos porque perderían competitividad; irán a por la principal fuente de ingresos de las cadenas tradicionales: la publicidad. Con lo que la "nueva" TV, que daba por muerta a la "vieja", va a tener que parecerse a ésta para poder sobrevivir. Set conceptual rotundo a favor de la TV en abierto.

La batalla en el audiovisual va a ser más dura que nunca, y exigirá de profesionales capaces de vivir con el estrés de unos resultados que se miden minuto a minuto. Con ese agobio tendrán que fabricar el mejor de los entretenimientos, para convencernos de que elijamos a los tiburones como animal de compañía.

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