Hoy es Nochebuena y mañana Navidad. Se acaba la década, que ha pasado tan rápido que casi ni nos hemos enterado. Son bastantes los problemas que aún no sabemos cómo vamos a erradicar en este futuro lleno de contradicciones en el que todos somos buenos y solidarios, pero tampoco tanto.

Nos íbamos a comer el mundo en esta década por ser españoles. Ya sabemos que no.

Estos años, demasiados jueces y excesivos abogados en plena calle, sin saber siquiera qué es un código penal, pero conociendo qué es la justicia. Y las lecciones que te dan. Sin siquiera pensar. Dos golpes en la mesa y un grito les dan la razón.

Y eso es lo importante ahora. La ignorancia elegida está bien vista, porque crea fidelidades. Twitter, Facebook e Instagram parecen poco más que inmortales. Ya nadie se acuerda de los líderes de principio de década, Messenger y Tuenti (otrora redes), demostrándose que todo cambia y torres más altas cayeron. Iban a dominar el mundo y acabaron por transformarse, dejando cuando menos incertidumbre en sus trabajadores.

Esa es otra, a ver cómo solucionamos el tema del empleo. Cada vez la producción necesita menos mano de obra y los trabajos son más superfluos. Encima, seguimos inventando.

Hablando de tecnología, a ver cómo lo hacemos para adaptarnos a todos a los cambios, porque ya nos sobrepasan y la brecha es cada vez mayor. Tenemos que romper las barreras, lograr una inclusión efectiva, en esta y en otras materias.

Y más problemas que siguen surgiendo en el primer mundo y no sabemos solucionar. Imagínense los que tendrán en el tercero. Pero de eso ya hablamos otro día, que se nos echa el tiempo encima. Hay que cocinar para esta noche y escribirle más pronto que tarde la carta a los Reyes Magos. ¡Y el coche volador aún no está en venta...!

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