El balcón
Ignacio Martínez
Sin cordones sanitarios
El lanzador de cuchillos
Una. La lugarteniente de Puigdemont en el Congreso amenaza a los jueces “prevaricadores” que se atrevan a “forzar” la ley de amnistía. Malos tiempos aquellos en los que hay que recordar lo obvio: que la justicia es un pilar básico de cualquier democracia y el muro de contención frente a las derivas totalitarias del poder. DOS. Los atentados del 11M no fueron únicamente una respuesta al apoyo español a la guerra de Irak; las spanish bombs, como los aviones de Nueva York, fueron un ataque al sistema de vida occidental, es decir, a la democracia y las libertades civiles. TRES. 20 años después, los niños rubalcabos del pásalo, que desfilaban gritando que Aznar y Al Qaeda eran almas gemelas, siguen con la misma milonga. Con este panorama a quién le puede extrañar que los terroristas –de alta o baja intensidad– se animen a seguir quitando y poniendo gobiernos. CUATRO. El próximo sector económico que el Gobierno se ha propuesto destruir –después de la agricultura y la ganadería– es el de la hostelería. El objetivo final es el turismo, la primera industria nacional, pero por el camino arrasarán un sector gastronómico en el que España es líder mundial. A estos tipos, por lo que sea, les jode el país que gobiernan. CINCO. Como el Sendero Luminoso en aquella canción del Pingüino, me persigue sin reposo desde todas las pantallas; sus mentiras edulcoradas se cuelan en todos los transistores; da igual el periódico que pida al camarero: allí, en portada, está siempre la jeta indecente de Mr. Handsome, el bergante narcisista al que le pago una asesora para que le diga que está buenísimo. SEIS. El 8 de marzo quedó eclipsado por la amnistía gubernamental a golpistas y corruptos. Las únicas mujeres que de verdad festejaron fueron Miriam Nogueras, la madre de los Pujol y el soldado ese de barbas que dice que es lesbiana. SIETE. Se lo leí hace tiempo a mi querido Ignacio Camacho, flamante Premio Raúl del Pozo de Periodismo: “El éxito del discurso independentista se basa en la creación de una épica colectiva construida sobre mentiras, supercherías, imposturas y artificios emotivos”. Sánchez y Puigdemont estaban hechos el uno para el otro. Y MEDIA. El yerno del dueño de tres saunas sexuales ha prometido abolir la prostitución. Que lo haya prometido es garantía de que no lo hará. Menos mal, porque si no, ¿dónde van a terminar las comidas los cargos, asesores y comisionistas de …?
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