Entre paréntesis

Rafael Navas

rnavas@diariodejerez.com

La milla de la voluntad y el esfuerzo

Pocas ciudades pueden presumir de contar con dos restaurantes con sendas estrellas Michelin situados a poco más de treinta metros el uno del otro. Desde el pasado miércoles, Jerez tiene esa suerte y lo que es más importante: a buen seguro que la cosa no acabará ahí. Las estrellas que han conseguido 'LÚ Cocina y Alma', de Juan Luis Fernández, hace un año, y ahora 'Mantúa', de Israel Ramos han abierto el camino a la llegada de otras. De hecho, muy cerca de estos dos restaurantes, en la calle Rosario, a apenas 50 metros, el chef Isidro López abrirá la próxima primavera 'Tiemar' con un concepto gastronómico a la altura de las estrellas Michelin.

Pero lo más importante quizá del camino que han abierto Fernández y Ramos es que han demostrado que los sueños se pueden cumplir y que cuando se quiere, a base de esfuerzo, sacrificio y constancia, se puede.

Ambos chefs empezaron de cero, nadie les ha regalado nada. Echo un vistazo al Diario en el año 2008 y leo un reportaje sobre los alumnos aventajados de la Escuela de Hostelería de Cádiz. Entre ellos aparece un jovencísimo Israel Ramos, fotografiado en la cocina del restaurante 'La Condesa' del Hotel Palacio Garvey. Tras pasar por la Hacienda Benazuza de Sanlúcar la Mayor y aprender del mismísimo Ferrán Adriá, Israel llegaba a ser jefe de cocina de un restaurante en su ciudad, lo que supone aún mayor responsabilidad. Después llegaría a tener su propio negocio, 'Albalá' en la calle Divina Pastora, y desde ahí comenzó a construir, paso a paso, su sueño. Tenía muy claro desde un principio que 'Mantúa' llegaría algún día a conseguir la estrella Michelin. Y lo ha conseguido junto a su equipo. Toda una lección de la que aprender y una nueva dosis de autoestima para esta ciudad.

Cuando se escucha hablar de Aladro como la nueva 'milla de oro' de la gastronomía en Jerez y la provincia, habría que hablar también de la milla de la voluntad, del esfuerzo, de la creatividad. Porque tanto Juan Luis como Israel llegaron a esa plaza con las ideas muy claras, sabiendo que no es fácil entrar en el olimpo de la gastronomía y que no existen fórmulas magistrales ni varitas mágicas en un mundo tan competitivo como el de la cocina.

Las repercusiones que este tipo de galardones tienen en una ciudad son indiscutibles. En muchos lugares, alrededor de las estrellas Michelin surgen muchas iniciativas que, sin entrar dentro de los cánones que posibilitan esa distinción, ofrecen una cocina de gran altura. Ejemplos hay de sobra de restaurantes en Jerez que, sin pretender ni imaginar siquiera la estrella, alcanzan cada día la excelencia.

Los atractivos de Jerez cobran un nuevo impulso con el logro de 'Mantúa', que colocará a la ciudad en un lugar privilegiado en el mundo gastronómico si se siguen haciendo las cosas bien y se destierra lo vulgar, lo casposo y lo tramposo. Ahora se acerca una época, la Navidad, en la que decenas de miles de visitantes podrán comprobarlo por sí mismos.

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